Estamos a dos semanas solamente para el día de las elecciones. Es decir, inicia la recta final de las campañas electorales. No hay que olvidar que se votará para elegir diputados federales, diputados locales y presidentes municipales.
De acuerdo a los expertos, hay 3 etapas clave en cualquier campaña electoral: la etapa del reconocimiento, la del posicionamiento y el llamado al voto. En la primera etapa, lo que se busca es la mayor exposición posible del candidato, que los ciudadanos interactúen con ellos, que les conozcan. En la segunda etapa, se busca la diferenciación del candidato con respecto a sus adversarios, es decir, instalar las razones que lo hacen una persona única, capaz e idónea para gobernar. Y finalmente, en la tercera etapa, se pide a la ciudadanía su confianza y su voto para llegar a ocupar el cargo al que se aspira.
A dos semanas del día de la elección, nos encontramos en la recta final de un proceso que ha despertado diversas emociones: risas, rechazo, asombro, enojo. Y aunque esto está por terminar, la realidad es que nada está escrito. Las encuestas que se han dado a conocer en estos meses, no son más que un retrato de un momento determinado de este proceso, en el que las fichas del juego cambian constantemente. Las encuestas no son pronósticos. Puede haber sorpresas.
Por ello, también cabe señalar que entre las preferencias ciudadanas existen varios tipos de votantes que se harán sentir el próximo 6 de junio. Existen los votantes que desde mucho antes que iniciara este proceso ya tenían claro por qué partido o candidato votarían; estos son los votantes que muy difícilmente cambiarían su voto, son voto duro. También existen los votantes blandos o persuadibles, aquellos que, si bien pueden tener una cierta inclinación por algún partido o candidato, aún son susceptibles de cambiar de parecer de último minuto. También habrá votantes switcher, es decir, aquellos cuyo voto es cambiante, que en la elección pasada votaron a un partido y hoy le castigan votando por otro. Y finalmente habrá personas que recurran al voto útil, es decir, los que tienen una preferencia clara, pero ésta no tiene oportunidades de ganar, por lo que eligen a una segunda opción con mejores números, con tal de buscar derrotar a la opción que más rechazo les genera.
Es interesante conocer estas dinámicas del voto, para razonar nuestras motivaciones. Lo que se viene en esta etapa final del proceso, es el llamado enérgico al voto y la invitación a la ciudadanía para que no falte a las urnas el 6 de junio. En las elecciones del 2018, hubo un 63% de participación. Para estas elecciones del 2021, las elecciones más grandes de la historia, por la cantidad de cargos en disputa, se prevé una participación menor, y cuando hay un nivel bajo de participación el partido beneficiado es el partido en el poder.
No obstante, hay análisis recientes que han previsto que Morena ha tenido raspones significativos en las últimas semanas y han perdido puntos en la intención de voto. Las polémicas generadas por candidatos impuestos, denuncias de acoso, la intromisión del Presidente en el proceso, el conflicto con el INE, los acontecimientos en Guerrero, el accidente de la línea 12, la golpiza y detención a maestros, entre otros, es probable que Morena no gane con el fuerte arrastre, ni en todos los espacios que se proyectaba en los inicios de este proceso.
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