EMPATÍA.-
Vamos al ‘tumba burros’, la Real Academia Española de la Lengua, define el término empatía de la manera siguiente: “A partir del griego: ἐμπάθεια (empátheia) es, en general, el sentimiento de identificación con algo o alguien; y en particular, la capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos. Esta definición nos acerca, sin duda, a la importancia de esta palabra en la experiencia humana.
Me refiero a que la empatía es una aptitud, una capacidad, una destreza, la cual puede ser innata o adquirida. Normalmente cuando la empatía es innata forma parte de la personalidad de la persona, cuando es adquirida debe ser una elección voluntaria. Al cabo, prácticamente, es una actitud en las relaciones humanas y en la socialización. Tiene todo qué ver en la forma en que hemos sido educados y a la esfera cultural donde nos movemos.
Usemos el poliedro de la percepción multidimensional, para encontrar la importancia de la empatía en la vida de las personas. Comencemos por señalar que la sociedad de rebaño actual, fruto de la enajenación ideológica masiva, inducida por las cúpulas de poder económico y sus gobiernos cómplices; al parecer, la mencionada sociedad en rebaño, carece totalmente de empatía.
El sistema mercantilista, cuyo poder capitalista es harto evidente, ha traído como consecuencia inevitable del exacerbado individualismo, la polarización de la riqueza a extremos radicalizados atrozmente. Millones y millones de pobres y unos cuantos miles de ricos, muy ricos. En el medio, los comerciantes y emprendedores en medianas y pequeñas empresas, también llevan, cada quien, agua para su molino.
Indira Gandhi, siendo Primera Ministro de India, en una asamblea general de la Organización de Naciones Unidas, dijo, palabras más, palabras menos, que la diferencia entre los países desarrollados y los subdesarrollados, era tal que mientras en los países pobres había gente que se muere de hambre, en los países ricos el sobrepeso representa un problema de salud pública.
Este indicador por sí solo nos habla de una situación de crisis de la humanidad en todo el mundo, donde las diferencias económicas y sociales se manifiestan de una manera culposa. La señora Gandhi habla de los países, los cuales no se ayudan entre sí, sino que unos se aprovechan de otros y los explotan, arrebatándoles sus recursos, tanto humanos como naturales, para beneficio de quienes hacen lucrativos negocios. La “United Fruit” (la causante que llamemos a los países centroamericanos ‘repúblicas bananeras’) en los años 1950 resulta un brillante ejemplo de cómo operan las empresas multinacionales con los políticos corruptos locales. Este modelo se replica al interior de los países, ricos y pobres, quienes tienen capitales y quienes solamente tienen su fuerza de trabajo. Entonces enfrentamos a la pavorosa conseja ‘el que tiene más saliva, traga más pinole’. Otra vez vemos cómo el individualismo impera en las relaciones sociales bajo la idea: ‘cada quien para su saco’.
El comunismo es una lejana referencia a un modo de producción primitivo, incluso previo al modo de producción agrario; era una forma comunitaria donde la empatía predominaba. Se ha convertido en una visión idealista, que se pierde en el distante horizonte de los orígenes de la humanidad. También los historiadores de la conquista del territorio novo-hispano, Sahagún con mayor prodigalidad, nos describen el concepto del ‘Calpulli’, como una comunidad de barrio donde ‘todos cuidan a los chilpayates de todas las familias’. También, en esta imagen vemos a la empatía como “aglutinante’’ de una conducta comunitaria, la cual ha sobrevivido hasta nuestros días en pueblos y barrios antiguos, a través de las fiestas patronales y las mayordomías. Cosa que nada más ocurre en fechas determinadas, el resto del tiempo la comunidad se comporta según las normas sociales imperantes: individualismo, desinterés por el bienestar de los demás, abuso y delincuencia.
Hoy día, en condiciones donde cada quien busca su propio provecho, ‘cada quien para su santo’, algunos quisiéramos que la empatía lloviera como maná y nos alimentara los corazones, dando paso a considerar a nuestros semejantes como prójimos. Pero, tal cosa no sucederá.
Yo me voy a comentar a mí mismo, a ver si a alguien más se le pega comentar.
ResponderBorrarJajajaja! Como dicen los de Monterrey: Te la bañaste! Tocaste un tema “neoliberal”, prianista! (Esa tontejada no la estoy diciendo yo, lo dijo el cacique pueblerino y contumaz de Andrés López. Muy bueno tu artículo y ya me permití roblarlo. Saludos Gilberto!
ResponderBorrarRolarlo!
BorrarYa se me pegó! 😄
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