lunes, 30 de agosto de 2021

Cuarto Acto - Por Alejandro García Rueda

Estar verde está de moda.-


Al menos en México, la frase "estás verde" es un modismo utilizado para connotar la falta de experiencia de una persona. En ocasiones nace de la descalificación y presupone un recurso para desviar la atención de algo mucho más grande.


La descalificación, como la amenaza no enriquece a nadie. En los últimos procesos electorales vimos que a algunos personajes les era más importante bajar puntos a su adversario que subir los propios por propuestas originales y la respuesta al porqué de este fenómeno se encuentra quizá en la polarización.


Hoy nuestra gama cromática es de contraste. La agresión y el encasillamiento hacen el resto: ya no se puede opinar a favor o en contra de decisiones puntuales, sin ser etiquetado por uno u otro bando, pero en una extraña proyección, quienes visten en color amarillo o en tonalidades grises demuestran sin querer lo mucho que buscan parecerse al que "está verde".


Y es que como reza el breviario popular, “el que es perico, donde quiera es verde”.


Hay actores que envalentonados, boquiflojos y fajadores, emprenden el ataque personal apelando a los miedos y emociones, pero terminan viéndose como candidatos indeseables. Quizá cuentan con la suficiente fuerza, pero no pasan el control de calidad y esto es porque en el camino a la evolución terminan tomando la desviación hacia la involución.


En medio de un cambio radical, el político de hoy debe evaluar la interpretación que hace de sí mismo ¿Será el experto con la palabra, educado y conciliador o solo explotará su carácter contestatario?, ¿Será el de carácter chabacano con actitud explosiva y beligerante que solo busca polémica o la figura que apunte a otra clase de liderazgo desde la reflexión? ¿Hará reproches o dará conclusiones? 


Entre el verde, el amarillo y el gris hay una diferencia inmediata: El tono de voz. El primero pasa de arremeter, señalar, ridiculizar o estigmatizar porque prefiere abrir la puerta a una posición firme, reposada y razonada. Sabe que en tiempos convulsos, alrededor de la cancha política debe reinar la serenidad y dentro de ella, ganar.


Para alcanzar el objetivo partirá de sus ideas disruptivas, de su tenacidad, de una mentalidad positivamente inconforme, con deseo irrefrenable por aprender y que no se cansa pese a ir causando dolor de cabeza en sus competidores. 


El verde no se sube en al carro de la soberbia o de la prepotencia que dan los likes, maneja el de la seguridad porque sabe algo que los otros dos no: Una declaración calmada siempre es preferible para no causar afectaciones a futuro.


Prefiere que sea la gente quien juzgue lo que sucede y mientras tanto, hace lo que está en sus manos para elevar el nivel. Ojo, puede que su estado de ánimo o de salud estén golpeados, pero con vocación se mantiene en pie para rescatar y dignificar su trabajo.


Entiende las condiciones del "negocio", las obligaciones que exige la profesión que eligió y acepta gustoso ser comunicólogo, mercadólogo, abogado, articulista y consultor. Puede que al gris y al amarillo les falten pantalones, pero a él le sobran.


Como sea, al final del día se confirmará que estar verde está de moda.

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