El proceso electoral que vivimos en México el pasado 6 de junio, fue la antesala para la integración, entre otras, de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, es decir a la LXV Legislatura Federal, la cual entrará en funciones el próximo miércoles 1 de septiembre, de acuerdo a lo que marca la Constitución.
Recordemos que México está organizado en una República Representativa, Federal y Democrática, compuesta por estados libres y soberanos, pero unidos en una Federación establecida según los principios de nuestra Ley fundamental. En México se ejerce la soberanía a través de los 3 Poderes de la Unión, bajo los términos establecidos por la Constitución Federal y las Constituciones de cada uno de los estados, respectivamente, unidos en un pacto Federal.
El Supremo Poder de la Federación, se divide, para su ejercicio en: Poder Legislativo, Poder Ejecutivo y Poder Judicial. De los cuales dos o más de estos poderes no pueden reunirse en una sola persona o corporación.
El Poder Legislativo de los Estados Unidos Mexicanos se deposita en un Congreso General, el cual se divide en dos Cámaras: de Senadores y de Diputados. En este caso, la Cámara de Diputados se conforma por representantes de la Nación electos en su totalidad cada 3 años. Está compuesta por 500 Diputados, divididos en 300 diputados de mayoría relativa y 200 de representación proporcional.
La LXV Legislatura Federal que inicia funciones el próximo miércoles 1 de septiembre, estará conformada de la siguiente manera, incluyendo diputados de mayoría relativa y plurinominales: PAN 144, PRI 70, PRD 15, PT 37, VERDE 43, MC 23 y Morena 198. (Estos datos pudieran tener alguna ligera variación).
De acuerdo a los analistas, la próxima legislatura, por su conformación, estará marcada por el enfrentamiento, pero también por la negociación. A diferencia de otros años, en esta ocasión, los acuerdos y consensos podrían darse más en lo privado que en lo público. Morena y sus aliados ya no alcanzan la mayoría calificada (dos terceras partes) para realizar cambios constitucionales, lo mismo que ocurre en el Senado de la República, por lo que, Morena tendrá que voltear a ver y convencer a legisladores que no son sus aliados.
Por su parte, el bloque opositor podría conquistar más curules y escaños de congresistas que en días recientes han manifestado no estar de acuerdo con las reformas prioritarias y actuación del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Las alianzas, filias y fobias también jugarán un papel importante en esta nueva etapa, por lo que no sorprenderá que las coaliciones que llegan, no serán las mismas que terminen en 2024. Arrancada la LXV Legislatura cualquier cosa podría pasar, ya que son conscientes de que aunque no sean partidos mayoritarios, los números de sus legisladores pueden ser decisivos.
No se descarta que algunos diputados buscarán la mejor opción política que los acoja para conseguir un puesto de elección en 2024, en los que no solo estará en juego la Presidencia de la República, sino la conformación de las dos cámaras.
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