lunes, 9 de agosto de 2021

Sorbitos del saber - Por Millo Mora


Historia.- Los nazis quemaron todos los libros de Sigmund Freud. Cuando se enteró, el conocido psicólogo “alabó” el progreso: “En la Edad Media me habrían quemado a mí. Ahora están contentos con quemar mis libros”.



Ironías.- En 1959, una bibliotecaria de Carolina del Sur llamó a la Policía porque un niño negro de 9 años no quería marcharse. El niño obtuvo después un doctorado en Física por el MIT y murió en 1986, como uno de los astronautas a bordo del transbordador espacial Challenger. La biblioteca que en el pasado no le dejaba coger libros ostenta ahora su nombre, Ronald McNair.



Ciencia.- En 1880, el director del Observatorio Astronómico de Harvard estaba tan frustrado con su equipo que a menudo decía “¡Mi sirvienta escocesa lo haría mil veces mejor!”. Y lo hizo. El director contrató a su sirvienta, Williamina Fleming, que se convirtió en directora de equipo durante décadas, clasificó decenas de estrellas y descubrió la nebulosa Cabeza de Caballo en la Constelación de Orión.



Apariencias.- Lionel Royce, un actor judío, perdió su trabajo en la Alemania nazi. Sin rendirse, se fue a los Alpes, se dejó barba y se tiñó todo el cabello bañándose en peróxido de hidrógeno. Volvió a los escenarios haciéndose pasar por un actor procedente del campo, y fue alabado por los nazis en su carrera por la “superioridad” que demostraba con su “sangre aria”.



Cine.- A Arnold Schwarzenegger no se le permitió hacer el doblaje al alemán, su lengua materna, de su propio papel en “Terminator”, porque su acento era considerado muy “de pueblo” para los estándares germanos, y la productora consideró que sería muy ridículo tener a una máquina del futuro que regresa en el tiempo que hablara como un pueblerino.


Galardones.- Kate Winslet, una famosa actriz, guarda su Oscar en el cuarto de baño para que sus invitados puedan sostenerlo e improvisar sus propios discursos de agradecimiento sin sentirse observados.


Dato Curioso.- Existe un restaurante en Nueva York que no tiene chefs ni cocineros de renombre, ya que emplea a abuelas. Cada día, una abuela de una parte diferente del mundo diseña su propio menú, que se ofrece en el exitoso restaurante.

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