lunes, 13 de noviembre de 2017

Cerca del Cielo.

Por: José Ramón Flores Viveros.

Eres una vergüenza para la Universidad…

Por mal que vayan las cosas, siempre podrían ir peor. ¿Y que la apoplejía me dejó impedido para hablar? Moisés también estaba impedido y salió adelante.
                                 Kirk Douglas, esquire.

Recientemente me entero del fallecimiento de uno de mis maestros durante mi estadía en la Universidad Autónoma de Chiapas. Era de origen colombiano, su nombre Eduardo Rodríguez Coquiez. Las materias que cursé con él fueron Estadística, Fitomejoramiento I y II, Diseños Experimentales,  también I y II. No me pregunten de qué tratan algunas de estas asignaturas, porque si en esos años no tenía ni idea, hoy menos. De entrada debería de tener el peor de los recuerdos de este personaje. Tengo muy presente cuando nos encontramos por vez primera en un aula universitaria. Aparentemente  no fui de su agrado. A mí la verdad me fue totalmente indiferente, aunque la verdad en mi condición de pésimo estudiante, sí supe que el panorama no era muy prometedor cuando de exámenes se tratara.


No tardé en topármelo en periodos de exámenes extraordinarios, me convertí en su cliente frecuente en estas instancias. Me tenía perfectamente identificado, se comenzó a referir a mí como Flore Vivero, así sin eses, en su acento colombiano. Recuerdo una ocasión en que nos obligó a ir a clases un domingo. Con la clara amenaza de que quien no asistiera, tenia reprobado el semestre. La dedicatoria tenía un destinatario y aquel domingo pude comprobar que así había sido. La facultad de Ingeniería esta en Huehuetán. Había que viajar desde Tapachula donde residíamos la mayor parte de la comunidad estudiantil. El autobús tubo un problema, entre las llantas traseras se incrustó una piedra. No podía creer que estuviera ocurriendo algo así. Cuando finalmente pude llegar a la facultad, iba  muy retrasado. Un tramo lo tuve que cubrir corriendo, subí  escalones, brincando de dos en dos, con el corazón latiéndome en la garganta. Sin aliento llegué al salón y me paré en el marco de la puerta del salón. Permanecí algunos segundos, respirando agitadamente y tratando de recuperarme. Duarante todo este tiempo distinguí al colombiano buscando algo, a alguien, con una de sus manos apoyada en la barbilla. El salón estaba abarrotado, solo faltaba yo. Algo lo hizo voltear hacia donde me encontraba, y al verme comenzó a vociferar a gritos. “Flore Vivero en tí estaba pensando, que no habías venido, y que estabas reprobado”.

También en otra ocasión, no recuerdo cual fue la razón pero caminando por los pasillos de la escuela, en un descanso y delante de muchos estudiantes y maestros me gritó: “Flore Vivero eres una vergüenza para la universidad”. Luego en un examen de Diseños Experimentales, nos daban hojas blancas para desarrollarlo; como siempre he tenido la letra muy grande, a cada rato le estaba solicitando hojas. Era un curso intensivo y cada cuatro días había evaluación. En el siguiente examen, cuando repartió las hojas. Me dio un pequeño fajo y sin perder oportunidad para sus discursos, me dijo, “Flore Vivero ya no me pidas más hojas, eres antieconómico para la Universidad”.


Debo reconocer que sí, llegó un momento en que me convertí en la burla de mis compañeros y esto si me provocó enojo contra el maestro. Sin embargo sucedió algo en aquella maravillosa etapa de mi vida, que me hizo convencerme de que aquel singular personaje, jamás me tuvo mala voluntad ni antipatía. Era todo lo contrario, necesitaba sacar 8 en el examen final de Fitomejoramiento  II, tenia  4 de promedio en los exámenes parciales. Ocurrió el milagro de que estudiara, saque 6 y estaba reprobado. Sin embargo solo pasamos tres en ese examen. Hubo un 9 y un 8. Cuando llegué a la escuela supe que la virgen me había hecho el milagro de pasar. El recado que el colombiano me dejó con mis compañeros fue “Díganle a Flore Vivero que lo pasé de lastima”. Supe posteriormente que también había dicho que el examen había estado muy difícil y que se había dado cuenta que me había esforzado y que merecía ser aprobado,  aunque realmente el promedio no me alcanzó. Fue la primera vez que me di cuenta de que su aparente antipatía era una manera de obligarme a esforzarme. Siempre quiso demostrarme de que sí tenía capacidad y de que podía. Descanse en paz Eduardo Rodríguez  Coquiez  un verdadero maestro.

1 comentario:

  1. Debo reconocer que mi abuelo si fue una persona difícil. de carácter muy estricto, Me tocaba ver cuando revisaba todos los exámenes los fines de semana si mal no recuerdo hacia como 13 no se de que generación seas pero las ultimas veces yo recuerdo que realizaba varios, y el me decía que lo hacia para hacer que sus alumnos fueran capaces de mas que por algo de alguna u otra manera estaban ahí. pero bueno que bueno que te sirvió para superarte y seguir superando. Efectivamente la mayoría de los maestros que fueron duros con uno, solo los que uno mas se acuerda. por otro lado me sopredio la nota no pensé que alguien se tomara el tiempo para expresar su experiencia con mi abuelo, saludos..

    ResponderBorrar