DESDE
EL AULA
Reflexiones para un buen gobierno.-
He
tenido el privilegio de charlar recientemente, lamento que de manera breve, con
el Maestro Ignacio González Rebolledo, quien goza de una bien ganada fama de
hombre probo y culto. La suya es una trayectoria profesional exitosa que lo ha
llevado de la academia al quehacer legislativo, del servicio público a la
procuración e impartición de justicia, en puestos relevantes, como ser alcalde
de Xalapa, líder del Congreso, Procurador, Magistrado, etc., en los que ha
dejado constancia de su sensibilidad y talento, pero sobre todo de su
honestidad.
Platicar
con tan ilustre personaje es un deleite y oportunidad de abrevar cultura. La
confianza que transmite, lo certero de sus juicios, la magnanimidad de sus
expresiones, su tolerancia, su paciencia para con el interlocutor, solo pueden
provenir de un espíritu refinado y de una experiencia acrisolada en el trabajo
y el estudio paciente, a lo largo de una vida prodigiosa.
Hace
algunas semanas se presentó un libro de su autoría bajo el título de “Rompeolas III”, prologado magníficamente
por el Dr. Arturo Durán Padilla. Es un libro para leer y disfrutar, pero sobre
todo para aprender; poli temático, en el que se aprecia el valor de la concisión
sin demérito de sus contenidos expresados en un lenguaje sencillo y claro, no
por ello desprovisto de erudición. Su lectura resulta obligada para quienes
están o aspiren al ejercicio del servicio público. Mucho lo deben agradecer
quienes tengan el alto propósito del bien gobernar.
Como
un valioso adelanto de lo que se puede encintar en la obra que se comenta, me
refiero al “P’al que viene”, expuesto en seis entregas, fechadas a partir
de abril del 2010 en las postrimerías de un sexenio de gobierno estatal y el
inminente arribo de otro. Constituye una aguda pero sutil crítica al que se va
y un catálogo de recetas de buen gobierno para el que viene, poniendo el
énfasis en lo que no se deba hacer. Aunque inicia afirmando que no le gusta el
oficio de pitoniso, retrata a futuro cuadros de realidad que por desgracia se
han actualizado de manera dramática.
Recomendaciones
sin desperdicio, tales como: “No le tenga miedo al talento, integre equipos
bajo un criterio intergeneracional, excluyendo a quienes tengan antecedentes de
deshonestidad; ponga freno a los afanes de venganza; respete la Constitución;
coloque en cada puesto al perfil profesional adecuado; no entregue el poder a
la prensa ni a la alta burguesía; aprenda a delegar; no olvide que el poder es
temporal, que nada garantiza permanencia en la cúspide, luego, sea magnánimo
con sus subalternos; no olvide que hay quienes han arruinado su vida a los 37
años; en cuanto a los funcionarios, lo que conviene es abandonar la práctica de
los enroques; hay que gobernar muy cerca del pueblo pero sin cansarlo con
presencias injustificadas”.
Expresiones
todas de apabullante actualidad, que de haber sido observadas, otras serían las
famas, otros los destinos, otras manos serían las aferradas al timonel, en fin,
otra sería la historia, menor sería la vergüenza, como menor sería el deterioro
institucional.
Con
dedicatoria “P’al que viene”…
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