domingo, 28 de enero de 2018

DESDE LA FINCA


Por: El Cortador

Tradición, festejo y fe.- Con estos fríos y las lluvias que esta semana se han presentado en toda la región, las fincas se encuentran desiertas; en los cafetales no se escucha la algarabía de los cortadores que, haciendo buen tiempo, desde temprano llegan para recolectar el grano de oro que le ha dado fama mundial a esta región. En invierno solo se aprovechan los ratos en que deja de llover y desafiando al rocío se hacen vistas esporádicas a la finca. La cosecha es buena y el precio aceptable. La lluvia, aunque impide que los cortadores trabajen normalmente, permite a las fincas reponer humedad y nutrirse de manera natural. Son ciclos necesarios que el lugareño conoce perfectamente. Como muchos compas, el viejo campesino endurecido por muchas heladas, y templado por cuantiosos inviernos, se preparan para asistir a las fiestas patronales que se dan esta semana. Primero la de Teocelo, dedicada a Santo Entierro y luego a celebrar la Candelaria en Cosautlán. Casi a punto de salir, ya ajuareado con su mejor muda y con el mejor sombrero, es sorprendido por el nieto que sin más le pregunta: “Abuelo ¿qué significa la fiesta patronal?... Ya apresurado por los compas que lo apuran, respira un poco de paciencia y se sienta un momento para atender la duda del nieto: “Mira m’ijo, las fiestas patronales son celebraciones solemnes que heredamos de los españoles, son manifestaciones religiosas y culturales de los pueblos; tienen como propósito la integración de la comunidad en procura del bien común. Cumplen primordialmente en promover los valores religiosos y culturales de una forma divertida, sana y atractiva. Somos un pueblo de fe. Es la reunión de toda una comunidad en torno a una festividad, especialmente en las zonas más tradicionales, como son las rurales y los barrios o pueblos; se caracteriza por estar dedicada a un santo patrono, quien es percibido como protector de la localidad. De esta manera es que el nombre de “fiesta patronal” cobra un sentido social. Se trata de honrar al santo patrono o patrona. Es por ello que la comunidad se esmera en realizar una celebración que incluye a la gente del lugar y a los visitantes. Comida, bebida, baile, jaripeo, corridas de caballos, artistas, misas, procesiones con la imagen venerada, juegos mecánicos, disfraces; todo eso es una fiesta patronal. Son organizadas por las mayordomías, un sistema de recaudación cuyos antecedentes se remontan al siglo XVI. Cada año se festeja al santo o a la santa y se le pide protección, buenas cosechas, lluvia, sol, salud y trabajo. Es así como las fiestas patronales no solo representan un festejo más, pues conllevan un proceso cultural que se regenera año con año dando un sentido de identidad a poblaciones que, gracias a ello, han mantenido sus usos, costumbres y tradiciones, logrando sobrevivir frente a los embates de la modernidad”. Ya no esperó otra pregunta del impertinente chamaco, agarró su morral y se fue apresurado a alcanzar a los otros campesinos que ya se habían adelantado. Sabe que la pasarán bien. Los esperan los compadres y amigos que en esta zona no faltan y que se desviven en generosidad y atenciones. Solo se encomienda a dios para que el regreso sea tranquilo, pues saben que regresarán con varios aguardientes encima. Pero lo bailado y lo bebido, nadie se los quita.

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