No se duda de que el ingeniero Cuitláhuac García Jiménez, gobernador electo por Veracruz, trabaje en estos precisos momentos en la búsqueda de los perfiles más adecuados para conformar un gabinete de primer nivel no sólo en el campo de la calidad académica y de la ética profesional, sino también en la solidez de la experiencia de campo.
La realidad política, económica y social del Estado no admite improvisaciones, simpatías, recomendaciones o amiguismos. Urge de personas capaces, hábiles, con pleno dominio en el arte y la ciencia de la negociación, del acuerdo, del pacto.
Tanto el presidente electo Andrés Manuel López Obrador como el gobernador electo por Veracruz Cuitláhuac García Jiménez, tienen en sus respectivas agendas temas ampliamente comunes, similares. La economía, las finanzas, la administración pública, la deuda, el pago de intereses y el desempleo, ocupan la primera página en sus actividades cotidianas una vez que asuman el cargo constitucional.
Veracruz requiere en estos momentos de creciente inestabilidad un Secretario de Gobierno de brazo duro pero al mismo tiempo de mano suave. Un servidor público que no grite, sino que hable, que no prometa, sino que cumpla, que resuelva conflictos, que no los invente.
La realidad política del Estado es difícil en el campo de seguridad pública. No se trata de aumentos presupuestales para mejorar salarios de los cuerpos policiacos, ni de modernizar el armamento o intensificar el manoseado proceso de profesionalización de los mismos. Es evidente que urge el trabajo de la inteligencia civil y de las tareas de inteligencia policial, respaldados con los avances tecnológicos de última generación. No de los habituales reportes sobre chismes de café, de presuntas intervenciones telefónicas, de cuchicheos de pasillo, de historietas del mediodía o de suposiciones sustentadas en líneas argumentales de series televisivas sobre narcopolítica.
El manejo de las finanzas y de la planeación, exigen la presencia de expertos en la materia, no de elementos con maestría, doctorados, con dominio de idiomas, pero carentes de la experiencia. No se puede seguir jugando con el presente y con el futuro de más de ocho millones de habitantes, de los cuales cinco millones 784 mil 064, participaron activamente en el proceso electoral del pasado primero de julio del 2018.
Veracruz ya no es el mismo en los recientes catorce años de vida administrativa. Demanda un secretario de Gobierno con la caballerosidad y capacidad concertadora del capitán Fernando Gutiérrez Barrios; de un secretario de Seguridad Pública con la firmeza de un teniente coronel de caballería como don Ernesto Vázquez Castellanos o del teniente coronel paracaidista Mario Arturo Acosta Chaparro Escápite, y de un responsable de Finanzas con la escrupulosidad del caballero Raúl Ojeda Mestre.
No son necesarias las búsquedas de estos perfiles dentro del país o en el extranjero. Veracruz cuenta en estos precisos momentos con tres universidades de estado y 300 privadas como para cubrir la demanda de profesionales capaces y con suficientes ganas de trabajar en la reconstrucción de una zona devastada por la corrupción, el abuso del poder y la soberbia gubernamental. No sería extraño que gran parte de estos talentos se encuentren laborando en otras entidades federativas del país ante la falta de trabajo y salarios decorosos.
En los herméticos círculos del poder se habla de que el organigrama del gobierno será reducido, fusionarán algunas oficinas y otras desaparecerán por innecesarias. Trabajar con lo más esencial y sin el mínimo derroche, son dos de las principales divisas manejadas por el gobernador electo Cuitláhuac García Jiménez. Bien.
carlos.lucioacosta@rocketmail.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario