lunes, 9 de julio de 2018

Con-Ciencia - Por: Sergio Jimarez

Los hombres fantásticos

La evolución de la especies hace que, generación tras generación, los nuevos nacimientos sean cada vez más fuertes y mejores adaptados al medio; todo con la intención de garantizar la perpetuidad de dichas especies. La formación de un nuevo ser desde el primer instante, es un proceso muy preciso; pero donde pueden ocurrir alteraciones o cambios aleatorios como las mutaciones, una mutación es un cambio en la información contenida en el ADN de una especie y es hereditario; estas mutaciones pueden condenar a muerte a un espécimen o de una manera totalmente opuesta, propiciar que el nuevo ser tenga mayores ventajas de supervivencia respecto a los demás ejemplares de la misma especie. 

Un ejemplo de esto puede ser el caso de los osos polares. Estos osos derivan de un ancestro en común con los osos pardos que habitaban las zonas polares; en algún momento, una mutación provocó que el color del pelaje fuera blanco, este nuevo oso, tuvo mayores posibilidades de alimentarse puesto que podía camuflarse en la nieve, al reproducirse, su descendencia heredó esta mutación y las especies del nuevo pelaje blanco prosperaron. 

En el caso de los humanos ocurre de manera similar, existen varios casos en que las mutaciones han dado ejemplos formidables de humanos cuyas capacidades van más allá de la ordinario. 


Existen personas con un tipo de sangre con RH nulo, estas personas son donantes universales totalmente. Este tipo se sangre no contiene antígenos, pero solo hay 40 personas en el mundo que la poseen y solo 9 de ellas son donantes, por ello solo se utiliza en situaciones extremas. 

Otro caso es el del colesterol controlado, son personas que carecen del gen conocido como PCSK9 que hace que el exceso de colesterol no se acumule en el cuerpo y se elimine de forma natural. 

En ocasiones la evolución nos recuerda que nuestro cuerpo, junto con sus habilidades y capacidades, son el proceso de una evolución adaptativa de millones de años. Los “Gitanos del mar” son un grupo de personas con la capacidad de ver bajo el agua, hasta 22 metros de profundidad. Los Moken, nombre popular que reciben los gitanos del mar, pasan más de 8 meses al año en barcos y casas sobre pilotes. Debido a su constante relación con el mar, sus ojos se han adaptado, con el paso de las generaciones, y cambian de forma bajo el agua para aumentar la reflectividad de la luz, esta no es una mutación pero describe muy bien el proceso evolutivo. 

Un caso de mucho interés para la medicina es la mutación genética que desactiva la copia de las proteínas CCR5 (que sirven de entrada para que el VIH afecte a las células humanas). Aquellos que no tienen estas proteínas, son inmunes a la enfermedad, ya que ésta no puede penetrar en sus células. 

Existe un gen que fue encontrado en afrikáneres, sudafricanos de origen neerlandés. Gracias al gen pueden aumentar la masa ósea a lo larga de la vida sin perderla en ningún momento. Por otro lado, hay personas que son inmunes a la malaria porque desarrollan una enfermedad conocida como “anemia de células falciformes” que produce cambios en la forma y composición de las células rojas de la sangre. Estas células son capaces de evitar que los parásitos de la malaria penetren en la sangre. 

Por último, hay personas, con una mutación del gen DEC2, estas personas despiertan tras un sueño de 5 horas como si hubieran dormido 12. Lo mejor es que no sufren ningún problema de salud asociado a la falta de sueño.

Todos estos casos nos enseñan que la aleatoriedad que presenta la naturaleza puede proveer a los humanos (y otras especies) de ciertas capacidades que nos asombran y de las cuales se les puede sacar mucho provecho, tanto para la ciencia como para beneficios de las propias especies. 

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