-Juan Carlos Atzin Calderón
En estos tiempos que están transcurriendo y en los meses siguientes en que se darán diversos procesos de transición gubernamental, es fundamental entender el papel ciudadano en el que debemos plasmar el verdadero cambio de rumbo; en el entendido que poco cambia una sociedad que piensa que el cambio de rumbo lo hace un color u otro, poco cambia una sociedad que no logra entender el papel que juega en la vida pública, poco cambia una sociedad que no logra entender que mientras ella misma no cambie, nada cambiará. Esa sociedad que conformamos todas las personas, incluyendo servidores públicos de todos los niveles.
Resulta de gran importancia asimilar que sin participación, sin humanismo, sin ánimo de abonar el talento, sin educación ambiental y financiera, los males serán cada vez más grandes, más difíciles de resolver, y de ello todas las personas seremos responsables; por omisión, por apatía, por falta de solidaridad, por no aplicar valores y principios fundamentales.
Azucena Serrano Rodríguez plasma en su obra “La participación ciudadana en México” material importante de observar, analizar, pero sobre todo aplicar. Comenta que la participación no se limita en el voto como muchas personas piensan, ya que existen múltiples formas de tomar parte en los asuntos públicos, siendo el voto sólo una de ellas. Villareal (2010) distingue entre participación social, comunitaria, política y ciudadana. El sufragio se encontraría dentro de la participación política.
Se entiende como la participación social aquella en la cual los individuos pertenecen a asociaciones u organizaciones para defender los intereses de sus integrantes, pero el Estado no es el principal locutor, sino otras instituciones sociales (Villarreal, 2010).
En la participación comunitaria, los individuos se organizan para hacer frente a las adversidades, o simplemente con el objetivo de lograr un mayor bienestar procurando el desarrollo de la comunidad. Cunill (1997) indica que este tipo de participación corresponde más a las acciones organizadas de autoayuda social. Aquí lo único que se espera del Estado es un apoyo asistencial.
La participación política tiene que ver con el involucramiento de los ciudadanos en las organizaciones de representación social y en las instituciones del sistema político, como son los partidos políticos, el parlamento, las elecciones, los ayuntamientos, etcétera. Sin embargo, algunos autores (García, 2000; Somuano, 2005; Weiner, 1971) también engloban en este tipo de participación a las manifestaciones, los paros y las huelgas.
Finalmente, la participación ciudadana es aquella donde la sociedad posee una injerencia directa con el Estado; una visión más amplia de lo público. Esta participación está muy relacionada con el involucramiento de los ciudadanos en la administración pública. Los mecanismos de democracia directa (iniciativa de ley, referéndum, plebiscito y consultas ciudadanas), la revocación de mandato y la cooperación de los ciudadanos en la prestación de servicios o en la elaboración de políticas públicas, son formas de participación ciudadana.
Estoy seguro que el asumir en comunidad lo que sin duda son problemas, traerá soluciones más sencillas que culpar al resto. Aún y cuando muchos de los problemas (no todos) de Veracruz, México y el mundo deben ser encabezados por individuos, gobiernos, instituciones, organismos; al final del día son problemas de quienes compartimos casa común, problemas que mediante la aplicación de la participación ciudadana son posibles de resolver.
¡Hagamos comunidad! ¡AHORA es el CAMBIO!
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