lunes, 1 de octubre de 2018

DESDE EL AULA - Por: Prof. Julio Hernández Ramírez

Es triste que sea la desgracia o el golpe mediático quien saque a un pueblo de la ignominia del olvido y lo ponga en la conciencia del imaginario colectivo; así pasó con ese pueblo que teniendo un nombre celestial lejos se encontraba del paraíso que sugiere. La Gloria, municipio de Perote. Siempre existió la sospecha de su realidad pero se propaló la idea de que en ese lugar surge el virus de una epidemia que a muchos alarmó, hasta se le asignó un nombre que dio materia a unas “Mangas del Chaleco” cuando la lideresa del magisterio nacional mostró su incapacidad de diferenciar el número uno de la ele minúscula, evidenciando el nivel de la educación en nuestro país.

El nombre de ese pueblo recorrió el territorio nacional, ocupó espacio en las noticias, fue tema en las charlas de café, en las tertulias y en lo “sesudos” debates políticos; en la cúspide del “pinche” poder y en el colmo de la frivolidad hasta se sugirió erigir una estatua al primer infante víctima del agresivo virus. Hoy, La Gloria, vuelta a la monotonía de su rutina cotidiana, vive, lejos de la capital y de la memoria. Paradojas de la vida.
Escuela Normal Rural “Isidro Burgos” de Ayotzinapa estado de Guerrero. Una pregunta: ¿Le dice algo? ¿Le decía algo antes del 26 de septiembre del 2014? Una escuela Normal Rural estigmatizada por los políticos, marginada, señalada, olvidada, excluida, condenada a desaparecer. La escuela que alberga en sus aulas al hijo del campesino, de la madre soltera. La escuela que sintió por sus pasillos el andar de Lucio Cabañas y Genaro Vázquez.

Sucesos terribles hubieron de darse para que Ayotzinapa fuera tema no solo en México, sino en el mundo. Sucesos que causaron indignación nacional, que marcaron un régimen de gobierno y que hoy en parte, explican la nueva geografía política.

¿A dónde hemos llevado a este maravilloso país? ¿Cuándo se incubó la simbiosis entre gobiernos y delincuencia? Duele hasta el pensamiento, duele el olvido, la infamia. Falta inteligencia y sobra frustración en el intento de explicar lo sucedido. Septiembre de 2014, normalistas de Ayotzinapa muertos y 43 desaparecidos. ¿Cómo aceptarlo, entenderlo y olvidarlo? 43 jóvenes estudiantes desaparecidos, 43 historias de dolor, 43 esperanzas canceladas, 43 familias mutiladas, 43 búsquedas incansables, interminables, 43 esperas angustiantes, gritos y respuestas, plegarias no escuchadas, lágrimas vertidas, noches no dormidas.

43 historias de tristeza frente a 43 mil mentiras, incompetencias y ambiciones de quienes en el ejercicio del poder parecen olvidar que también son humanos, que tienen límites, que la vida se acaba.

Cuando menos la esperanza de conocer la verdad no debe perderse. La esperanza que devuelva la paz a las familias agraviadas. El régimen del presidente López Obrador, tendrá un reto enorme, tan grande como la oportunidad de pasar a la historia como el gobernante que recorre el velo a la verdad que duele pero alivia, perdona y reconcilia.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario