lunes, 25 de noviembre de 2019

EDITORIAL



En todo el mundo, cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, decretado oficialmente por la ONU en 1999; sin embargo, en Latinoamérica esta fecha se conmemora desde varios años atrás, en 1981, en honor a tres hermanas dominicanas, las Mirabal, asesinadas el 25 de noviembre de 1960 por orden del dictador Rafael Leónidas Trujillo, del que eran opositoras.

Actualmente este movimiento para visibilizar la violencia que sufren las mujeres alrededor del planeta se celebra no solo cada 25 de noviembre, sino cada 25 de mes: con el conocido Día Naranja. Este día forma parte de una gran campaña nombrada Campaña Naranja ÚNETE, puesta en marcha en 2008 por el Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas y que tiene el objetivo de generar consciencia para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres y niñas.

El Día Naranja busca movilizar a la opinión pública y a los gobiernos para emprender acciones concretas con el fin de promover y fomentar la cultura de la no violencia. La elección del naranja responde a que éste es un color que representa el futuro brillante y optimista libre de violencia contra las mujeres y niñas.

La violencia, aunque a veces no lo parezca, se manifiesta de diferentes formas. En forma general, la violencia se manifiesta de forma física, sexual y psicológica e incluye: violencia física, maltrato psicológico, violación, golpes, hasta llegar al feminicidio; también contempla acoso, actos sexuales forzados, insinuaciones no deseadas, abuso sexual infantil, matrimonio forzado, acecho, acoso callejero, acoso cibernético, esclavitud, explotación sexual y matrimonio infantil.

Ante la violencia y los números históricos, en México se puso en marcha un mecanismo de protección de los derechos de las mujeres único en el mundo: la Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres (AVGM). Conocidas popularmente solo como ‘alertas de género’, son un conjunto de medidas coordinadas por el gobierno que buscan garantizar la seguridad de mujeres y niñas. Están diseñadas para terminar con la violencia, erradicar cualquier trato jurídico injusto y permitir el pleno ejercicio de sus derechos humanos.

Tristemente, en nuestro estado se han dado muchos casos de feminicidios, al grado de que ocupamos el, nada honroso, primer lugar en estos hechos delictivos. Hace unos días, la propia rectora de la Universidad Veracruzana ha denunciado diversas violaciones en la zona Veracruz – Boca del Río.

Las leyes fallan, no alcanzan o simplemente no se aplican. La respuesta de las autoridades es tenue, fría y hasta insensible. Algunos incluso lo toman a broma, culpan a la víctima, lo hacen motivo de burlas e indiferencia.

Este es un momento crítico que debe llevarnos a reflexionar sobre la urgente necesidad de trabajar para acabar con la indiferencia y la impunidad. La sociedad debe actuar con sentido crítico, activo y propositivo pero contundente; cada minuto es crucial. No más maltrato a las mujeres. No más violencia de género.


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