lunes, 13 de enero de 2020

EDITORIAL



Es indudable que, tanto a nivel nacional como regional, la noticia con la que nos bombardearon todos los medios de comunicación en estos días sobre la posible guerra entre Irán y Estados Unidos, causó gran preocupación y alerta; pues ya de por sí vivimos en gran tensión por la gran cantidad de muertos en nuestro país y en el estado, que todos apostamos por la paz.

Afortunadamente la tensión mundial parece disiparse ya que tanto Teherán como Washington toman decisiones inteligentes tras el ataque con misiles de los iraníes contra dos bases gringas en Irak; pues Donald Trump, ha optado por desacelerar el conflicto limitando su respuesta a nuevas sanciones económicas, toda vez que no ha habido víctimas; mientras que el régimen de los ayatolas da por vengado al general Qasam Soleimani, asesinado por un dron americano el viernes anterior.

A los mexicanos no nos afectaría directamente la guerra, pero sí sus consecuencias, pues la vecindad con Estados Unidos, implica una fuerte relación diplomática, comercial y económica, la cual nos hace vulnerables ante algún conflicto.

Una guerra en el golfo Pérsico sería muy malo para México, por razones éticas y humanitarias, pero también por las características de nuestra economía. Somos un exportador de productos industriales y agrícolas que sufriría del estrés que implica un conflicto militar en la cadena de logística. Somos también uno de los siete países del mundo que recibe más turistas y no nos conviene la tensión bélica por el nerviosismo que puede generar en los viajeros potenciales. Somos un país que depende del comercio exterior y seremos afectados en la medida en que un choque militar reduce las perspectivas de crecimiento mundial. Somos una nación que tiene alrededor de 12 millones de connacionales viviendo en Estados Unidos. La vida sería más complicada para ellos, si nuestros vecinos entran en guerra. Ellos aportan más divisas que Petróleos Mexicanos a través de las remesas.

Si pensáramos en México sólo como un país petrolero, podríamos aventurar un virtual beneficio económico derivado del aumento del petróleo. Pues la mezcla mexicana de crudo ha subido 3.42%. Pasó de 56.67 a 58.61 dólares por barril.

Tras un conflicto, las agencias de seguridad estadounidenses aprovechan para elevar el control de las fronteras, cada vez que se da un suceso de ese tipo, por el momento de tensión que se vive. Repercute en mayores revisiones, mayores sospechas, mayor acoso a los usuarios de los puertos internacionales transfronterizos, mayores abusos, mayor arbitrariedad. Desde luego, una de las principales afectaciones que podría perjudicar a México es la económica, pues si el dólar llega a subir, esto puede generar “mayores presiones inflacionarias.

Afortunadamente, México ha comunicado que su postura ante esta guerra híbrida entre Irán y Estados Unidos es abogar por la “no intervención” y sugerir a dichos países entenderse por la vía del diálogo y la resolución de conflictos de manera pacífica.


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