martes, 2 de junio de 2020

LAS FÁBULAS

(En ausencia del Viejo Cortador, curtido por el tiempo y el trabajo, consecuencia de la contingencia por el coronavirus, les dejamos una reflexión. Disfrútela…)


Las fábulas son textos literarios de corta extensión con un contenido educativo o ejemplificador, y que están destinados especialmente a los niños en proceso de crecimiento. Constituyen un rol importante en la literatura infantil ya que suelen ser de difusión oral, lo que permite a los niños que aún no saben leer, aprender a través de historias.


Los personajes de las fábulas suelen ser animales que se comportan como humanos ya que se considera más pedagógico personalizar las virtudes y los defectos de las personas en los animales. 


El origen de la fábula se sitúa en ciertas culturas orientales, que buscaban difundir en los hijos de los nobles, valores y virtudes que los ayudaran a convertirse en gobernantes. Los esclavos grecorromanos las utilizaban para trasmitir la moral pagana y destacar que las virtudes naturales de las cosas no podían cambiarse. Luego el cristianismo modificó el espíritu de las fábulas, incluyendo la posibilidad del cambio dentro de la conducta humana.


Las fábulas constituyen también la expresión mínima de algunas cuestiones relativas a la literatura, su corta extensión hace que los relatos deban condensar rápidamente sus elementos principales: Introducción: se presenta el personaje. Nudo: Se detalla lo que le sucede. Desenlace: Se resuelve el conflicto. Moraleja: Se transmite una lección o enseñanza relacionada con el valor que se quería transmitir (puede estar explícito en una oración final o quedar tácito)

El lobo con piel de cordero.- Para poder comerse a los corderos del rebaño, un lobo decidió meterse dentro de una piel de cordero y para despistar al pastor. Al atardecer, el granjero lo llevó junto al rebaño y cerró la puerta para que no pudiera entrar ningún lobo. Sin embargo, a la noche el pastor entró al rebaño para tomar un cordero para la cena para el día siguiente, tomó al lobo creyendo que era un cordero y lo sacrificó al instante. Moraleja: Quien hace el engaño, recibe el daño.


El perro y su reflejo.- Había una vez un perro que estaba cruzando un lago. Al hacerlo, llevaba una presa bastante grande en su boca. Mientras lo cruzaba, se vio a sí mismo en el reflejo del agua. Creyendo que era otro perro y viendo el enorme trozo de carne que llevaba, se lanzó a arrebatársela pero al querer quitarle la presa al reflejo, perdió la presa que tenía en su boca. Moraleja: La ambición de tenerlo todo puede llevar a perder lo que lograste.


Pedro y el lobo.- Pedro solía divertirse burlándose de sus vecinos, pues gritaba por un lobo y cuando todos venían a socorrerlo, se reía diciéndoles que había sido una mentira. Hasta que un día, vino un lobo y lo quiso atacar. Cuando Pedro comenzó a pedir auxilio, nadie le creyó. Moraleja: Hazte la fama y échate a dormir.


Y finalmente una, donde los personajes no son animales, pero muy apropiada en esta contingencia:


El Rey y el Anciano.- Un día un rey convocó a los sabios de su reino para proponerles un desafío. En el plazo de 15 días, debían presentarse nuevamente ante su trono y traer en un papel, escrita una palabra que le sirviera al rey para superar los peores momentos y a la vez le fuera útil en los días de total felicidad y prosperidad. Los sabios se devanaron los sesos buscando esa palabra. Pasó el tiempo y finalmente se presentaron ante el rey. Uno a uno le fueron diciendo que no habían podido solucionar el problema. Finalmente el más anciano de entre ellos, se acercó al trono y entregó un papel al monarca. Este lo leyó y una gran sonrisa se dibujó en su rostro, se levantó del trono y poniendo una mano en uno de los hombros del anciano sabio, lo felicitó por haber hallado la solución. Los demás sabios quisieron saber la palabra “mágica” y le rogaron al rey que se las dijera. Entonces él leyó: “Pasará”. Sin duda, agregó, en los malos momentos repetir esta palabra me traerá alivio, porque recordaré que pasarán y cuando transite por días de gloria y felicidad, seré prudente, porque sabré que no serán eternos.


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