lunes, 11 de enero de 2021

Cuarto Acto - Por: Alejandro García Rueda



El poder de las historias.-


En colaboración pasada, se versaba sobre la importancia que adquiere el contar historias eficazmente. Para entenderlo, quien suscribe propuso un par de ejemplos, siendo el primer reflejo de la realidad con la que el autor se ha topado desde su regreso a los medios impresos y el segundo, con hechos ficticios presentados únicamente con fines ilustrativos, educativos y/o de información general.


La sucesión de hechos retratados con anterioridad fue efectiva. No solo porque posicionaron la imagen pública de una persona, también pusieron sobre la mesa otro tipo de agendas y resultaron ser un excelente instrumento para incrementar el nivel de conocimiento público y conectar con los ciudadanos.


El sector poblacional que gusta de escuchar buenas historias es amplio, pero cuando se trata de campañas políticas no cualquiera comunica con efectividad. La idea central es que a través de ellas logremos comprender, interpretar y asimilar mejor el mundo; encontremos algún sentido a la realidad y de ahí en más las posibilidades de abordaje son infinitas, pasando por escenarios de aceptación, rechazo, indiferencia o identificación. 


Una historia bien contada no hace más que redondear una buena estrategia política; no obstante, lo que un candidato tiene para contar sobre sí mismo quizá no es tan relevante. Muchas personas -incluidos aquellos que se asimilan como especialistas- abusan de este recurso ensalzando los retos que han sorteado, las veces que han superado una situación adversa o haciendo alarde de una conducta intachable.


Para otro grupo de “expertos”, el contar historias es un asunto menor frente a la posibilidad de promover a tal o cual persona hasta la náusea para justificar su “trabajo”, pero solo contribuyen a viciar la imagen pública de un candidato con arcaicos modelos de comunicación.


No se trata de un asunto menor. El mayor reto del candidato es lograr credibilidad y no lo hará si no encuentra su base en la congruencia ¿Para qué? para dotar de verdad a las imágenes, los videos y las publicaciones dentro y fuera de las redes. El chiste es que tengan un sentido práctico, positivo y basado en valores para generar marca pero que además sea constructivo para formar posicionamiento.


Manejar las emociones es fundamental, pero no se puede caer en el melodrama o arrojarse sin paracaídas hacia un discurso demasiado sentimental. Merece la pena preguntarse dos cosas ¿Qué están sintiendo los ciudadanos respecto a sus necesidades? y ¿Cuáles son esas características que los ciudadanos buscan en su “candidato ideal”? Encontrando respuestas a esas interrogantes podremos entonces encarnar en nuestro candidato esa historia en la que será más que un simple mortal, se convertirá en mito, leyenda o en un héroe que hasta hoy se mantenía anónimo y que tiene grandes ideales, pero también grandes valores, grandes sueños para generar el bien común.


Exaltar las virtudes no es un problema mayúsculo si se cuenta una historia ligada a los sentimientos y se conoce el contexto actual de la comunidad. El reto será analizar los aspectos negativos y ver de qué manera se pueden superar.


Hay, en pleno 2021, quienes siguen creyendo que presumir al candidato perfecto sigue siendo una práctica efectiva; que publicando incesantemente notas sobre un personaje más sabio que el señor Miyagi, más valiente que Ragnar Lothbrook y más santo que cualquiera que forme parte de la corte celestial, es una práctica ganadora pero no es -ni de lejos- suficiente.


Si el candidato tiene orígenes humildes y ahora goza de una mejor posición económica o si sobrevivió a una gran catástrofe no resulta de gran importancia actualmente. El votante no está buscando a Sheldon Cooper, a Superman o a Seiya de Pegaso…el centro de la narrativa son las causas sociales. 


Es importante cuidar esa clase de detalles para lograr encarnar los anhelos de la gente, porque definitivamente hay a quienes se les pasa la mano ignorando que las causas sociales son ese eslabón en el que la historia se conecta. Hagamos un ejercicio de lógica básica ¿Cómo es que alguien que aparentemente es muy bueno, que dice tener interés por lo que pasa en su ciudad y que ahora pretende gobernar, no ha hecho nada por su comunidad? 


Usted como votante y cada aspirante a un puesto de elección popular debe saberlo: La mejor campaña política se da cuando no es temporada electoral. 


Si quiere saber cómo pasar de ser un candidato de plástico a uno de acción social y de cara al 2021 queda abierto el servicio al cliente.


Deseando lo mejor para usted y los suyos, lo espero en la siguiente entrega.




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