Sabemos que el 2020 fue un año difícil en miles de formas diferentes para cada persona. Conllevó una serie de importantes retos a nivel personal, familiar, laboral y social. Y es por ello que el 2021 probablemente venga a nuestra mente como un año con mayor expectativa que los anteriores, con retos aún más importantes y sobre todo con metas más objetivas.
Si algo aprendimos del 2020 es que en realidad como seres humanos no tenemos el control de todo y que las cosas pueden cambiar radicalmente de un día para otro, por lo que vale la pena mirar hacia atrás durante este año para tener presente todas aquellas enseñanzas y lecciones que adquirimos durante esta pandemia. Empezamos a valorar cosas que antes dábamos por sentado y aprendimos que las excusas no existen cuando de verdad queremos hacer algo.
Como miembros de una sociedad dinámica, particular y única, la coatepecana, podemos fijarnos propósitos u objetivos prácticos realistas, prácticos y simples, pero con los que podemos contribuir a mejorar la convivencia cotidiana. Empecemos en lo personal y propiciemos hacerlas colectivas. Aquí van algunas sugerencias:
1).- Colaborar, con una actitud responsable, al enfrentamiento del coronavirus que se ha constituido en una verdadera tragedia para el país y la humanidad. Actuar de manera responsable y firme sin ceder al cansancio que ya ha producido la pandemia. Cooperar con nuestra propia salud y con el trabajo que realizan médicos, enfermeras y demás componentes del personal de salud.
2).- Actuar tomando medidas para protegerme y proteger a los demás, respecto a la ola de delincuencia que nos aqueja, que asalta en la calle, por teléfono o a través de distintas transacciones. Cuidémonos todos.
3).- Leer, investigar, estudiar y trabajar para estar mejor preparado y cumplir con mayor calidad posible respecto a las finalidades de mi oficio o trabajo, de mis responsabilidades familiares y ciudadanas.
4).- Conducir contribuyendo a un mejor funcionamiento del tránsito en nuestra ciudad, evitando la prisa o la agresividad. Asumir gestos de cortesía frente a los demás conductores y, sobre todo, frente a los ciudadanos de “a pie”.
5).- Practicar los mejores valores y los principios éticos, en la vida cotidiana, en todas las interacciones humanas, en cada espacio, en la casa, en la calle, en el trabajo, en todos los escenarios, sobre la base de la mejor pedagogía para la transmisión y enseñanza de los valores: la pedagogía del ejemplo.
6).- Usar las redes sociales y los medios informáticos para los fines más positivos posibles. Usarlos para obtener información positiva que enriquezca nuestra cultura y relaciones humanas. Usarlos para la comunicación y la solidaridad, nunca para aislar, denostar o excluir. Sobre todo en temporada electoral.
7).- Proteger el entorno ecológico, aun con las medidas más simples aparentemente (como sería apagar un foco, no desperdiciar agua, reducir el uso de material no degradable, etc.). No se debe desconocer que la realidad y perspectivas del medio ambiente nacional e internacional son las de un serio deterioro.
8).- Levantar la voz contra todo tipo de agresión o violencia en la familia, en la sociedad y contra las mujeres y niños, al tiempo de demandar medidas más eficaces de nuestras autoridades para detener la escalada de inseguridad.
9).- Reforzar la posición al lado de los desamparados, frágiles y oprimidos. Ser militante de las causas justas. No ser omisos ante la desigualdad social.
10).- No omitir ni posponer palabras de ternura o gestos de amabilidad ante el prójimo, familiares y amigos. Fomentar el respeto, la tolerancia y el perdón.
Podemos ser mejores ciudadanos y contribuir a una mejor sociedad.
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