En cumplimiento de los tiempos que marca el calendario electoral, estamos presenciando la etapa de registros de precandidaturas ante sus respectivos partidos, de aquellos ciudadanos que, en legítimo derecho, pretenden contender en la elección del mes de junio, y dejan de ser solo aspirantes para convertirse en precandidatos. Dichos ciudadanos están dispuestos a someterse al escrutinio ciudadano, trabajar para convencer y obtener el voto en la elección constitucional, a fin de lograr el anhelado cargo de elección popular. Hay de todos perfiles.
En el caso de las presidencias municipales, que siempre se ha dicho que son las más “calientes” o apasionadas, porque despiertan la participación ciudadana más que cualquier otra elección, hay un fenómeno que se viene observando y que vale la pena analizar a fondo.
Se ha observado una marcada tendencia que muestra que la sociedad pensante se inclina por perfiles ciudadanos. Por un lado, los partidos políticos están rebasados y, esto último, no es de ayer, sino desde hace varios años. Por otro lado, la actitud del Gobierno de la República de anteponer la política a la ciencia, en el tratamiento de la pandemia y en el plan de vacunación, está originando que la sociedad simpatice más con la idea de apoyar candidatos con perfil netamente ciudadano.
También se dice que la gente ya no quiere a los mismos de siempre. Los mismos rostros en las campañas y en las boletas electorales provoca escozor y rechazo en quienes buscan creer en alternativas para la solución de los problemas. Sobre todo de aquellos que ya fueron y que nuevamente pretenden ser.
Para alcaldes, el ciudadano ya no cree fácilmente en los políticos tradicionales. Sus mentiras son repeticiones que taladran los oídos de quienes están cansados de escuchar los mismos ofrecimientos y obtener pobres resultados. De ahí la factibilidad de que los nuevos rostros, frescos y con perfil identificado con el ciudadano, inclusive sin experiencia en las lides político-electorales, obtengan mayores simpatías en las urnas que serán instaladas el seis de junio venidero.
Especialmente Morena y el PAN, han obtenido demasiadas críticas y rechazos populares al admitir entre sus candidatos a personajes que tienen años viviendo del presupuesto. Lo mismo van de un ayuntamiento al congreso estatal y de regreso. Otros, han brincado de un partido político a otro, de acuerdo no a los intereses de la gente, sino a su conveniencia estrictamente personal.
El tiempo se acabó y los partidos tuvieron el reto de buscar y encontrar esos perfiles ciudadanos. Líderes sociales naturales que han mantenido una trayectoria de solidaridad social y éxito pero sin experiencia en partidos políticos.
Sin duda, estos últimos, obtendrían mayores simpatías y muy probablemente, el triunfo en las urnas el día de las elecciones. Si por el contrario, ofrecen como candidatos a los rostros que se han reciclado por años, no se digan sorprendidos al obtener resultados adversos.
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