lunes, 15 de febrero de 2021

Nutrición Espress - Por Mirna Luna Velásquez



La miel como endulzante.- 


Muchos conocemos el maravilloso producto que es la miel, alimento con un alto poder energético inmediato, fácil de digerir y de asimilar, rica en vitaminas como la D, A, E, B1, C, K, minerales como sodio, potasio, magnesio, calcio, hierro, cobre, cinc, fósforo, entre otros; también contiene antioxidantes como flavonoides y compuestos fenólicos que contribuyen significativamente a la salud humana; cuenta con una actividad antibacteriana lo que ayuda a combatir algunas infecciones y tiene componentes como las enzimas, que ayudan en la formación de proteínas en el cuerpo. 


Pero dentro de sus múltiples funciones, destaca el ser un endulzante natural, producto de la interacción entre flores y abejas. Su composición depende, en gran medida, de la raza apícola, de los tipos de flores utilizadas por las abejas, del estado de la colonia, los métodos de recolección, así como también de las condiciones regionales y climáticas.


Hablando en general, 95% de su composición son agua y azúcares, de los cuáles los azúcares representan la porción más grande, entre los que destacan son la fructosa (azúcar natural que se obtiene principalmente de las frutas y vegetales) en un 38% y la glucosa en un 31% de su composición total, estos son los responsables de darle el sabor dulce que ya conocemos.


Muchas personas se preguntan que si es mejor sustituir el azúcar (de mesa) por la miel, y de forma rápida podemos decir que sí, ya que la miel aporta además de su dulzor, otros nutrientes. Pero también debemos tomar en cuenta algunos aspectos que muchos no conocen.


El azúcar de mesa está conformada por sacarosa (que es la unión de una molécula de fructosa y una de glucosa) y ésta forma parte de los llamados “azúcares libres”, los cuales contribuyen a la concentración total de calorías en nuestra ingesta diaria de alimentos, y lo que es importante saber es que dichos azúcares, aportan muchas calorías sin nutrientes específicos. 


Para poder comprenderlo un poco mejor, la OMS (Organización Mundial de la Salud) considera como azúcar libre a todos aquellos azúcares añadidos a los alimentos y bebidas, ya sea por fabricantes, cocineros o consumidores y también a los azúcares naturalmente presentes en la miel, jarabes y zumos de frutas. Así que, si nos ponemos a pensar, casi el 80% de la composición de la miel son azúcares libres. Y ahí es donde debemos tener cuidado y prestar especial atención a la cantidad que consumimos.


En este momento, la OMS recomienda un consumo de azúcares libres inferior al 5% del total de calorías que se consumen diariamente, en donde se incluyen pues, los que están presentes en la miel. Es decir que, para no comprometer el valor nutrimental de nuestra dieta habitual, debemos consumir no más de 2-3 cucharaditas de miel al día y ya estaríamos cubriendo ese porcentaje de azúcares libres recomendado. 


En el caso de las personas diabéticas debemos ser muy cuidadosos con las cantidades, ya que de acuerdo a lo anterior, no estaría aportando ninguna ventaja, además que contribuye al aumento de glucosa en sangre. Para ellos se recomienda consumirla ocasionalmente.


Ya que conocemos esta parte, no debemos asustarnos, podemos seguirla incluyendo y aprovechando sus beneficios, pero ahora prestando atención a las cantidades. Además que debemos reconocer la grandiosa labor de las abejas para brindarnos este exquisito alimento y como polinizadores y protectoras del medio ambiente.






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