lunes, 15 de marzo de 2021

DESDE EL AULA - Por: Profesor: Julio Hernández Ramírez


Con orgullo dice ser oriundo de la “perla” de la huasteca Veracruzana. Compartimos oficina en el Sindicato Magisterial en el que milité desde el primero hasta el ultimo día de mi vida laboral en ese ámbito. Es un hombre ordenado, metódico, honesto a carta cabal, leal, obsesivamente puntual, priista y mi amigo. Recuerdo que llegábamos muy temprano a la oficina, a las siete de la mañana yo, el me ganaba. Para cuando el resto de los compañeros llegaba, nosotros ya nos habíamos impuesto de lo temas del día a través de la prensa, ya teníamos opinión y posición. De él aprendí a decir lo que se piensa aunque pueda resultar incómodo y se ganen enemistades.


Tomé otros derroteros, él permaneció anclado en la misma trinchera, hasta la fecha.


Recién lo saludé, fue una charla breve, concisa y afectiva, con sustancia, al ¿cómo estas?, responde con su habitual parsimonia, “bien, a estas alturas de mi vida mi aspiración mayor es vivir en equilibrio, y como considero lo estoy logrando, me siento bien, ando activo, con buena actitud, mi estado emocional es estable y periódicamente me hago un chequeo médico general”.


Como muchos, como cada vez más, manifiesta su decepción y grande   preocupación  por la situación que prevalece en el país. 


“México vive un momento crítico. El rumbo que se le traza conduce al precipicio. Lejos de avanzar se retrocede, en vez de construir se destruye, la mentira y la simulación adquiere carta de naturalización y lo que se dice abatir se alimenta. El simple ejercicio de comparación de cómo estábamos hace dos años y como estamos hoy, es revelador; la gasolina, el gas, la electricidad, hoy tienen un precio mayor cuando se repitió hasta el cansancio que iban a bajar de precio, los servicios de salud están por el suelo, el desempleo aumenta y con ello el numero de pobres, los programas que impactaban positivamente en la mujer fueron desaparecidos, el campo se encuentra abandonado, el aparato productivo sin incentivos, todo ello frente a una clara tendencia a la aplicación de programas clientelares sin más propósito que el de tener un voto cautivo”.


Vale mucho un amigo que te dice las cosas como son, que sutil te conduce a la reflexión como premisa para reconocer errores y a estar dispuesto a ratificar a tiempo.


Este 6 de junio no nos podemos equivocar, es tiempo de rectificar. 




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