lunes, 10 de mayo de 2021

EXPRESO CORTADO - Gilberto Medina Casillas

CONFUSIÓN GENERALIZADA.-




Escribir en un semanario quincenalmente es un ejercicio de concienciación que me gusta hacer, aunque dudo mucho que tenga yo éxito en la empresa. Si acaso alguien llega a leer mi artículo completo pudiera considerar lo que he escrito y eventualmente tener una opinión al respecto o darse por informado de tal o cual cosa. Esto en el mejor de los casos.


En este triste contexto, pero sin perder mi gallarda postura, voy a referirme a ciertos conceptos confusos a más no poder, en lo que pudiéramos llamar el entendimiento de las corrientes políticas.


Antes de entrar en materia, voy a convocar, a manera de marco lógico, la configuración del habla, comprendida esta como la dinámica construcción y deconstrucción del lenguaje, que, al cabo, es la manera cómo pensamos, la forma en que entendemos al mundo y lo que en él sucede. 


La familia, la escuela, amigos, conocidos, los medios de televisión, radio, periódicos y revistas; y todo ello junto en la Internet; van configurando la forma de pensar de las personas. Esta es la forma en que se transmite y retroalimenta la ideología, que es la forma de pensar ‘preconfigurada’, estereotipada al modo cultural que determina la economía política dominante. Aquello que los antropólogos tienen claro como ‘el modo de producción’.


La ciencia, el pensamiento científico, dicho con mayor claridad, trata de evadir a la ideología, pues la ciencia no admite supuestos ideológicos, sino hipótesis fundadas y su comprobación, teórica o experimental. Entre ciencia e ideología, hay una lucha continua. En la que debería ganar la ciencia, pero las más de las veces es utilizada esta, sus logros y descubrimientos, con un carácter utilitario y termina sirviendo a intereses ideológicos. La bomba atómica es el mejor ejemplo.


Vamos pues a los conceptos confusos hasta la médula. Estos son los opuestos que pretenden explicar el cómo y el para qué y su naturaleza en sí misma, de los gobiernos, o tendencias dentro de los países o regiones geopolíticas más grandes. La llamada izquierda y la llamada derecha.


Estos términos, nacen de una simplista visión histórica, mediante la cual se han acumulado fastidiosamente, características liberales o conservadoras, para una u otra. En este contexto, la izquierda pretende ser liberal y buscar las causas que impulsan al bienestar de la población en su conjunto. En esta perspectiva el socialismo y el comunismo, que pretenden basarse en la igualdad y la equidad, resultan de izquierda. (Aunque en realidad son burocracias de estado, despóticas e irreverentes, como Cuba, Venezuela y Bolivia.) La derecha es la parte conservadora, que busca mantener el estatus quo, definido por el mercantilismo, sistema de intercambio de bienes y servicios, que han sido monetizados. En esta percepción, el capitalismo es el rey y la prosperidad privada el objetivo.


Pues resulta que ni la izquierda ni la derecha son ciertas. Lo que hay es una sorda lucha de clases que las oligarquías explotan para sus intereses ideológicos, primero; y de enriquecimiento de camarillas y pandillas de gobernantes rateros, en la mirada hacia la izquierda. O del abuso de la fuerza de trabajo mal retribuida, en la mirada hacia el capitalismo que hoy día, producto de la profunda confusión que nos ocupa, es llamado neoliberalismo.


Cuando mis amigos dicen que el culpable del empobrecimiento es el socialismo o el comunismo, se equivocan, pues tal cosa no existe, son gobiernos despóticos y transgresores, (en algún momento se les ha llamado ‘capitalismo de estado’) que llevan a la ruina a sus gobernados. Son pandillas de facinerosos que gobiernan en la tiranía. Ojalá ya podamos entender esta frase de José Stalin: “Mientras exista el concepto mercancía, no será posible el socialismo.” Y una frase mía de 1978, pensando en querer tener una economía planificada en México: “¿Cómo podemos extraer un filamento, sin romper el foco?” (Entiéndase como el foco: la economía de mercado.)


El mismo Marx profetizó que el desarrollo de las fuerzas productivas traería en sí mismo el germen del socialismo. No antes, de ninguna forma. Se intentó en la Unión Soviética y ya vemos lo que pasó. (Lo que sucede en China es aún más confuso.)

Los países que tienen un mayor desarrollo de sus fuerzas productivas son, hoy día, los Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania, Japón, China e India. 


O mejor, en un incierto futuro, en un mundo globalizado, podría aparecer un nuevo modo de producción, quizá la tercera ola informática y la robótica, tras una catástrofe mundial de exterminio humano, con sobrevivientes harto conscientes. Un nuevo orden mundial fundado en la criptomoneda. Mientras tanto, déjense de izquierdas y derechas. Las cosas como son. Ex dixit.


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