El día 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente. La fecha escogida no es casual, hace referencia al día en el que se inició la Conferencia de Estocolmo de Naciones Unidas de 1972, también conocida como Cumbre de la Tierra, cuyo tema principal fue el medio humano.
Desde el año siguiente, cada 5 de junio se conmemora el Día Mundial del Medio Ambiente, cuyo principal objetivo es concienciar a la población de la importancia de conservar la naturaleza, así como de luchar contra el cambio climático y contra los desafíos que suponen la desertización, la deforestación y la destrucción de los hábitats naturales que constituyen el hogar de multitud de especies animales.
Mucho ha llovido desde aquel primer Día Mundial del Medio Ambiente y, aunque no faltan los motivos de alarma que nos obligan a no bajar la guardia, también han sido muchos los retos que se han superado en este casi medio siglo.
Avance de las energías limpias: Las energías procedentes de los combustibles fósiles aún representan el grueso fundamental del sector energético a nivel mundial. Sin embargo, cada vez son más los países que apuestan por el uso de las renovables. El objetivo es que para 2050 el uso de las energías limpias suponga casi el 100% de la producción energética mundial.
Usar y reciclar: Mucho han cambiado las cosas desde los años 70, cuando se implantó esta iniciativa y cuando el reciclaje era una cosa desconocida o impensable. Hoy en día, en nuestro país se recicla aproximadamente el 75% de los envases y lo mismo sucede con otros materiales como el vidrio y el papel, que en el imaginario colectivo han pasado de ser basura a convertirse en materia prima reaprovechable.
Acuerdos globales y conciencia planetaria: Proteger el medio ambiente es un trabajo que no entiende de fronteras ni de muros. Por eso, uno de los aspectos más importantes que nos ha permitido avanzar en la construcción de un mundo más sostenible han sido los acuerdos globales y las cumbres del clima que, con mayor o menor éxito, han servido para caminar juntos hacia un futuro en el que el desarrollo sostenible sea una realidad y no solo una idea.
Quizás, en un futuro, nuestro estilo de vida permita que los problemas medioambientales sean cosa del pasado. Mientras tanto, tendremos que seguir trabajando con iniciativas que sirvan para educar a las nuevas generaciones en el respeto a la naturaleza y en la adopción de hábitos sostenibles que permitan que nuestro paso por este planeta no sirva para destruir sino para crear.
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