lunes, 9 de octubre de 2017

BOSQUE JOVEN
Por: Arlette Vera Beltrán

DEL ÁRBOL A LA TAZA

El café es negro como el demonio, caliente como el infierno,
puro como un ángel y dulce como el amor.
Charles Maurice de Talleyrand-Perigord

Veracruz se caracteriza, principalmente, por ser un lugar paradisiaco para aquellas personas que buscan un café de calidad dentro del país, ya que este bello estado se considera productor del café de altura y de gran sabor aromático. Coatepec es sin duda un pueblo cafetalero, y que gracias a los productores del café continúa distinguiéndose.   


Los granos de café son las semillas de un fruto llamado popularmente cereza. Estas cerezas están compuestas por una cubierta exterior, el exocarpio, el cual determina el color del fruto; en el interior hay diferentes capas: el mesocarpio, es una goma rica en azúcares adherida a las semillas que se conoce como mucílago.
El consumo de café se inició en Etiopía con la especie arábica, al comienzo se prepararon infusiones con las hojas y frutos, mientras que los granos fueron, y aún lo son en parte del África,  mascados. Es probable que las cerezas mezcladas en las infusiones o arrojadas al fuego les permitieran sentir un  mayor aroma y un mejor sabor e iniciar su consumo moderno.

El proceso del café artesanal que se elabora para la degustación de esta bebida, inicia con la recolección de forma manual del grano, en esta etapa se cosechan únicamente los granos que alcanzan el estado de madurez completa, normalmente de color rojo o amarillo, ya que los verdes dañan el sabor de la taza de un café. Después, los granos de café se despulpan, retirando la cáascara del grano y se dejan reposar por unos días, para después enjuagarlos con agua limpia. Una vez limpio, se cuela para separar el café de primera y de segunda, el café de segunda es conocido como el de pasilla por su tonalidad obscura.

Posteriormente, se expande en láminas para que la luz del sol le beneficie de 2 a 3 días. Ya seco, pasa por el molino, que se encarga de triturar el grano, clasificando el grano y la cascara por separado. Con ayuda del aire de la boca o el ventilador, se separa la basurilla del café. Finalmente, en un recipiente o en una olla, se pone a tostar el café, adquiriendo un color característico obscuro-claro y un aroma exquisito.

¡Te invito a deleitarte con una rica taza de café coatepecano! Por ser un producto maravilloso proveniente de la naturaleza, y por ser un foco para los turistas, además que los coatepecanos también consumimos lo local.


Disfruta de un café caliente, que el clima nublado y lluvioso lo amerita, acompañado de una pieza de pan de huevo, comida común en las casas coatepecanas. Busca la cuenta en Facebook de Bosque Joven y escríbeme al correo electrónico espresso_bosquejoven@hotmail.com: ¿Cómo prefieres el café coatepecano?

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