Cerca
del Cielo.
Por:
José Ramón Flores Viveros.
Santo,
el Enmascarado de Plata.
I
de III PARTES.
Sin
lugar a dudas, la más grande leyenda de la Lucha Libre Mexicana y quizás del
mundo entero, es la del legendario SANTO el ENMASCARADO DE PLATA, un hombre que
enfrentó a las máximas estrellas del pancracio internacional, convirtiéndose en
uno de los más grandes ídolos de Latinoamérica.
Rodolfo
Guzmán, el verdadero nombre del Santo, se inició en la lucha libre desde los
dieciséis años, empezando a entrenar con gran esmero y dedicación. Dos años
después se inició en el profesionalismo bajo el nombre de Ruddy Guzmán,
tratando de emular las hazañas de su hermano Miguel “Black” Guzmán, todo un
luchadorazo.
Sin
embargo, Rodolfo pasó sin pena ni gloria en sus inicios, no era malo, pero
tampoco lograba meterse en el gusto del aficionado, por lo que decidió
enmascararse y encarar un nuevo personaje.
Rodolfo
se hizo una máscara, un nuevo equipo, y un par de meses después, se presentó
como El Hombre de Rojo. Nuevamente la misma historia, ni pena ni gloria, y el público
seguía sin tomarlo en cuenta. Sin embargo, no cesó en su empeño, y empezó a
pensar la forma de meterse en el gusto de la afición. Dejó el equipo del Hombre
de Rojo, confeccionó otro, y claro con
una nueva mascara.
Tratando
de conseguir fama y fortuna, Rodolfo Guzmán se enmascaró como el Murciélago II,
aprovechando un poco la fama de Jesús “El Murciélago” Velázquez.
Los
resultados esta vez fueron sensacionales, en un par de meses, el Murciélago II
se convirtió en el novato sensación, pero esto acarreo los celos de “El Murciélago”
Velázquez, quien le dijo a Rodolfo, que ya no podía luchar más con ese nombre,
éste se quedó pasmado, sin ánimos; tanto trabajo que le había costado conseguir
algo de fama y de pronto sus sueños se fueron por la borda.
Abatido
buscó platicar con su gran amigo y protector, Don Jesús Lomelí, quien le dijo
que no se preocupara, que él se encargaría de que unos días más tuviera un
nuevo e impactante equipo. En ese entonces Rodolfo tenía ya 20 años, pesaba
aproximadamente 55 kilos, y cargaba en sus espaldas, un costal repleto de ilusiones,
cuando por fin encontró el tesoro más grande de su vida: regresó con Don Jesús Lomelí
días después, su gran amigo le había cumplido, ya le tenía un nuevo equipo, uno
totalmente plateado.
Ahora
había que elegir un nombre, Don Jesús había pensado en El Santo, El Diablo o El
Ángel; Rodolfo se decidió por el primero de ellos, y con cerca de siete pesos,
se puso a hacer el equipo que fue sumamente humilde, la máscara era un verdadero
horno, pues era de piel de cochino, y dentro de ella, el calor era
insoportable.
Nace
el Santo, a partir del momento en que Rodolfo tomo la máscara y el personaje de
El Santo, su vida cambio por completo, pues parecía que la fama y la fortuna
acompañaban a su nueva indumentaria. El 26 de julio de 1942 será una fecha
histórica para la Lucha Libre Mexicana, ese día en la Arena Nacional, el Santo
se presentaba por primera vez en los encordados profesionales, su debut fue
dentro de una batalla campal, en la que de inmediato demostró sus cualidades,
logrando llegar hasta la final. Ahí el Santo tubo que medirse con el Lobo
Negro, quien lo estaba dominando ampliamente, la desesperación hizo presa del
plateado, quien no encontraba la manera de derrotar a su enemigo, entonces, el
joven Enmascarado de Plata, optó entonces por la violencia, empezó a faulear a
su rival…Continuara…
(Tomado de la Revista
Arena de Lucha Libre, Febrero 1 de 1994).
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