¿Por qué la gente se
estaciona en lugares prohibidos?
Jesús Ricaño
Herrera
En
la ciudad de Coatepec encontrar un lugar libre para estacionarse es casi como
hallar un tesoro, no hay sitio, pues con casi 25,000 vehículos motorizados
registrados, cerca de 94,000 habitantes en esta ciudad, vicios históricos en la
enferma vialidad de nuestro municipio, que sólo respira gracias al “Uno por
Uno”; parece un hechizo macabro que nos manda a todos a ser unos obstáculos
para todos, “sí yo no paso, nadie pasará”, una ciudad con calles dañadas y una
cuadrícula que no respeta la más elemental lógica de circuito vial, en ese
medio, sin cultura y sin la idea de bienestar común, todos los días, a toda
hora, confluimos como viejos enemigos.
Respondiendo
a la pregunta que nos ocupa, nos dimos a la tarea de entrevistar a personas y
escuchar atentamente lo que podrían decirnos en relación a la pregunta que
ahora le lanzamos a usted. Su respuesta fue de modo general la siguiente:
“No
hay lugares disponibles en la vía pública para estacionarnos, los pocos que hay
los ocupan los propios comerciantes para poner sus vehículos o para apartarse
uno o varios lugares colocando conos, sillas, bancos, mesas, llantas, y todo
tipo de obstáculos; la autoridad de Tránsito hace operativos pero estos no son
permanentes, la vigilancia en los puntos señalados como lugares prohibidos para
estacionarse se hacen de vez en cuando, esos momentos los aprovechamos, además,
el costo de una hora de estacionamiento es elevado, casi siempre están vacíos”.
Los
problemas de vialidad en Coatepec se han llevado a los turistas a otros
destinos (Léase Xico, Naolinco, Jalcomulco), la idea de promover el turismo en
nuestro Pueblo Mágico se ha convertido en una especie de plegaria al viento, un
grito desesperado, quizás el Supremo en su infinita sabiduría nos ha respondido
ya con un vendaval: “Ayúdate que yo te ayudaré”, tenemos que entender que este
caos que nos procuramos todos los días, lo provocamos todos en conjunto, si
queremos detonar la economía del municipio para que su salud financiera mejore
beneficiándonos a todos, entonces debemos ser disciplinados y aceptar de
principio que vivimos en una ciudad, más no en un pueblito con sus milenarias
costumbres, hay un precio que pagar, y este tiene que ver con el orden y la
disciplina.
Ya no podemos creer que es buena idea
estacionarse en esas zonas restringidas, como si la prohibición desapareciera
con el simple hecho de que no hay un Policía de Tránsito que lo impida, podemos
invitar a los concesionarios que prestan el servicio de estacionamiento
público, que hagan atractivas sus cuotas, y que en conjunto comerciantes y los administradores
de estos estacionamientos armen algún mecanismo para validar los descuentos
para aquellos que pongan a buen recaudo sus autos y a la vez acudan a comprar a
los negocios participantes. Si hacemos cuentas, con los $600.00 pesos que
cuestan la multa y el arrastre de la grúa podríamos solventar dos meses de
estacionamiento usándolo una hora, tiempo suficiente para hacer compras,
mientras nuestro patrimonio se queda bien custodiado y no en la calle a merced
de los fenómenos de la naturaleza y el hombre.
Llegará
un día en que se haga necesario cerrar la ciudad a la circulación de
automóviles en el centro, los modelos matemáticos dicen que en el año 2030 los
problemas viales serán insoportables si seguimos como vamos, hoy lo invitamos a
dejar su carro en casa y haga sus mandados a pie, lleve a sus hijos, que le
ayuden, sirve que pueden convivir y disfrutar de la ciudad sin preocuparse por
pelear por un espacio en la calle, mientras nos ejercitamos.
Decía
César Luis Menotti: “Del caos nada bueno podemos obtener, del orden lograremos
lo que sea”, nos urge ponernos en orden, sin la presencia de una autoridad,
sólo porque sí, por salud, por bondad, por hartazgo o sólo por hacerlo
diferente. Respete las señales de tránsito y deje de tirar dinero por concepto
de grúas y/o multas. Es tiempo de que las autoridades, los comerciantes y la
población en general nos sentemos a dialogar para firmar una tregua y motivar el
desarrollo de esta ciudad, nuestro hogar.
¡Tenga
usted buen trayecto y bonito día!
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