DESDE
EL AULA
Pensando en las minorías.-
Quienes
en el ejercicio de responsabilidades de gobierno abrazan la pretensión inútil
de quedar bien con todos, aseguran un lugar de privilegio en el palco de los
fracasos. Difícil resulta tomar decisiones cimentadas en el buen juicio con
sentido social, pensando en el bien público y teniendo como referente el marco
legal; cuando se logra, queda la sana convicción del deber cumplido, sin la
espera ansiosa del reconocimiento lisonjero y sí, venciendo la necesidad de
honores, para quedarse solo con el regocijo interno que suele vestirse con
ropajes de humildad.
Recuerdo
que previo a la instalación de la Legislatura del Congreso Local, de la cual
formé parte representando al distrito de Coatepec, se realizaron jornadas de
capacitación, en las cuales destacados ponentes discurrían sobre temas diversos
relacionados con el quehacer legislativo. En ese contexto, se expone la tesis
de que la tendencia actual, no solo en Veracruz y en el país, sino en el mundo,
conlleva el reclamo de legislar para las minorías; afirmación que suscita un
inmenso debate, pues a juicio de algunos, en esos momentos diputados electos,
era un contrasentido, toda vez que en un sistema democrático deciden las mayorías,
resultaba lógico que se debía legislar pensando en las mayorías y no en las
minorías, argumento que no resiste un análisis riguroso si se considera que el
diseño institucional y legal vigente, se corresponde con la generalidad, pero
deja en la exclusión, con criterios francamente discriminatorios, a grupos
específicos como los conformados por quienes tienen una inclinación sexual
distinta a la heterosexualidad, los que tiene capacidades diferentes, los que
pertenecen a etnias autóctonas, etc., lo que deja muy en claro que si queremos
constituir una sociedad incluyente, plural y justa, se debe construir,
instituir y legislar, pensando también en las minorías.
La
recreación de la memoria que he dejado expuesta, la provoca una corriente de
opinión que descalifica la instalación del elevador en el palacio municipal de
nuestra ciudad, aduciendo que “ante tanta necesidad resulta un gasto
superfluo”.
Manifiesto
que aprobé la propuesta del elevador porque muchas veces he sido testigo de la
dificultad con que personas de la tercera edad suben las escaleras del palacio
municipal, como muchas veces también he visto a personas esperar a voluntarios
generosos que los lleven a la planta alta del mismo edificio con la silla de
ruedas, literalmente en vilo, y luego esperar a otras que de la misma forma las
conduzcan a la planta baja. Mantengo una actitud de respeto hacia opiniones
diferentes, pero considero importante no olvidar que en un futuro no lejano, la
población denominada “de la tercera edad”, dejará de ser minoría y debemos prepararnos para ello, por
otro lado, la solidaridad y el respeto con quienes están en condiciones
diferentes a las nuestras facilitando su movilidad, soy convencido de que
justifica la acción.
En
otro tema, se reconoce y agradece la celeridad con que se realizan los trabajos
de rehabilitación de la autopista Xalapa-Coatepec. Con este referente, hemos
acusado recibo de las críticas por el tiempo que se requirió para la
reconstrucción de la calle Cinco de Mayo de esta ciudad.
Confieso
no disponer del conocimiento suficiente que me autorice en la afirmación si ese
tiempo fue razonable, pero entiendo que cuando se realiza un ejercicio de
comparación haciendo abstracción de las asimetrías, las condiciones y realidades
diferentes, podemos arribar a conclusiones formalmente ciertas pero ayunas de
objetividad.
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