martes, 16 de abril de 2019

Columna 33 Por: Carlos Lucio Acosta


La relación del poder presidencial, estatal o municipal con los medios de comunicación, siempre ha sido en lo oscurito, bajo la tibieza de las sábanas de la complicidad o sobre las reglas establecidas por la corrupción del régimen en turno. Andrés Manuel López Obrador dio señales de lo que sería su mandato en materia de comunicación social con empresarios y trabajadores de medios convencionales e independientes. “El agradecimiento a las benditas redes sociales…”, en referencia a la principal red informativa más vista por la juventud mexicana y la cual influyó poderosamente en la inclinación del voto a su favor.
El segundo mandamiento configura la frase “me va a cuidar la gente, el pueblo, y me van a cuidar ustedes… (dirigido a representantes de prensa)”. Este aviso quedó marcado cuando después de sostener plática privada con el todavía presidente Enrique Peña Nieto, anunciara que no aceptaría la protección del Estado Mayor Presidencial. El entonces candidato electo a la presidencia, abrió una etapa de acercamiento con la comunidad informativa de medios impresos, radiales, televisivos y de internet. Hizo a un lado los posibles rencores y resentimientos construidos en base a la propaganda negra enderezada en su contra por los aparatos publicitarios del PRI, PAN, de uno que otro representante de cámaras empresariales, algunas asociaciones extremistas y agrupaciones conservadoras.
En el informe de gobierno sobre los primeros cien días, destacó la relación edificada con la prensa no solo de la Ciudad de México, sino en las diferentes entidades federativas del país. “No tenemos problemas con medios de información, es buena la relación con todos; hay diferencias, pero son propias de un sistema político democrático. El mandatario habló de “…mantener un diálogo circular…” con propietarios y trabajadores al servicio de la comunicación privada para ampliar la difusión de los avances tenidos en beneficio de la exigente sociedad del país. Pero no todo es armonía, solidaridad, cooperación, concordia, tolerancia y humanismo en el pensamiento y en el discurso de López Obrador.
En el estudio denominado “Democracia, libertad de expresión y esfera digital. Análisis de tendencia y topología en twitter”, se habla sobre estrategias de ataque en redes sociales contra periodistas y medios de comunicación masiva, críticos al gobierno. Realizado por el Laboratorio de Investigaciones de la Universidad Jesuíta de Guadalajara, Jalisco, Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) denuncia la existencia de cuentas generadoras de contenidos como bots, semibots y trolls, conformados por una red coordinada en twitter. Esta institución, analizó 16 mil 131 tweets, de los cuales 9 mil 420 son cuentas, agrupadas en 156 comunidades pertenecientes al Hastag  #Chayoteros y en el caso de #PrensaFifí, detectaron 3 mil 220 cuentas y 6 mil 184 agrupadas en 177 comunidades.
El jefe del ejecutivo federal rechazó por completo la versión del estudio elaborado por una de las congregaciones más prestigiadas y poderosas de la iglesia católica. ¿Fue honesta la negativa de López Obador? ¿Tendencioso el estudio de los jesuitas? Sin embargo, el director general de Comunicación Social de presidencia de la república, Jesús Ramírez Cuevas, reveló que el exmandatario Enrique Peña Nieto destinó partida presupuestal superior a los 60 millones de pesos para financiar a 25 de los principales periodistas radicados en la Ciudad de México a cambio de elogiar las actividades políticas, económicas y sociales de la presidencia. El imaginario colectivo supone que el texto leído por el colaborador presidencial, tenía el visto bueno de López Obrador, ¿Un aviso? ¿Amenaza? ¿Cambio en la línea política de comunicación social? ¿Terminó el respeto y el diálogo? ¿Esfumó la humildad? ¿Fuera caretas? ¿La democracia enfermó? ¿Realmente existe buena relación con trabajadores y medios de comunicación? 

Pero esto no es todo. El 15 de marzo, el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar advirtió a jueces y funcionarios del Poder Judicial de la Federación que el que sea sorprendido con críticas al Presidente será sujeto a procedimientos administrativos de responsabilidad. Esto es un atentado a la libertad de pensamiento y seria amenaza al ejercicio de la independencia de expresión.

 ¿Qué pasa en el equipo de trabajo de López Obrador, del respeto a la agresión verbal? ¿Coartar el acceso a la información pública? ¿Qué sucede con el pensamiento del hombre de la Cuarta Transformación? ¿Mensaje cifrado para la concurrencia periodística? ¿Cambio de rumbo en solo cuatro meses? ¿Y las promesas de campaña? ¿Es el principio de algo, todavía no bien definido?

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