martes, 16 de abril de 2019

EDITORIAL


Este fin de semana se celebra formalmente, aunque inició desde el miércoles de ceniza, la fiesta grande del catolicismo: la Semana Santa. Periodo que coincide con vacaciones de primavera, tanto de escuelas como de la burocracia, lo que se aprovecha para salir de la rutina, aprovechándose para vacacionar.

Coatepec, como ya se ha mencionado, se ha promovido como destino turístico nacional y con la categoría de “Pueblo Mágico” que ostenta, es receptor de miles de visitantes que llegan a disfrutar de las bellezas naturales que ofrece, así como su amplia variedad de atractivos arquitectónicos, culinarios, culturales y, desde luego por la época, religiosos.

Todas las celebraciones religiosas de nuestro calendario mezclan la fe con las tradiciones, es decir, el significado de ciertos acontecimientos históricos, con las costumbres profanas. En definitiva, la Semana Santa, es básicamente un periodo en el que se recuerda la muerte de Cristo y se celebra su resurrección, pero con el paso del tiempo a este septenario se han incorporado un conjunto de costumbres que van más allá de la fe o que, incluso, nada tienen que ver con ellas.

Así ha sido así desde el origen del cristianismo, porque la Semana Santa coincide con la llegada de la primavera. Y es que la Iglesia sustituyó las celebraciones paganas que celebraban la aparición de la ‘prima vera’, es decir, del primer verdor que señalaba el renacimiento de la naturaleza, su resurrección después de haber muerto durante el invierno, con otra resurrección, en este caso la de Cristo, cuyo regreso del mundo de los muertos simboliza para los cristianos el retorno de la vida.

A pesar del clima religioso que domina estos días, junto a las procesiones y las misas, la Semana Santa ha terminado convirtiéndose en otras vacaciones más, hasta el punto de que la mayoría ya no habla de la Semana Santa, sino de las vacaciones de Semana Santa.

Muchas manifestaciones religiosas y tradicionales se representan en estos días, lo que representa también, motivo de visitar las iglesias, así como el Cerro de las Culebras con las diversas procesiones, lo que atrae, sea por curiosidad o por fe, a muchos visitantes que aprovechan degustar del café, las orquídeas, las nieves y todo lo que se ofrece por parte de artesanos y productores.

Se ve muy bien el remozamiento del parque Hidalgo, lugar obligado de concentración de visitantes por la gama de productos que ofrece, algunos impropios como los productos chinos, pero es el corazón de la ciudad. Ahora luce limpio, pintado, jardines arreglados, iluminación y bancas relucientes. 

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