lunes, 13 de mayo de 2019

CON-CIENCIA - De fertilizantes y bombas - Por: Sergio Jimarez


“Nunca la sabiduría dice una cosa y la naturaleza otra.”
Juvenal.

A pesar de los avances de la tecnología y lo moderno que resulte nuestra vida actualmente, nos seguimos alimentando de la misma manera en que la naturaleza y la evolución nos han enseñado; la tierra es nuestra primera y más importante proveedora de alimentos. La agricultura es una actividad humana que derivó del establecimiento de los grupos humanos en ciertas zonas donde sembraron semillas que recolectaron para obtener los frutos y granos de manera masiva, los mismos que eran el sustento de estas comunidades. Conforme pasó el tiempo, la agricultura se fue modernizando y al mismo tiempo, presentando dificultades como el crecimiento de la población y la erosión del suelo. Sin embargo, el ingenio humano ha podido sacar adelante la agricultura. 

El nitrógeno es un nutriente esencial para las plantas pero no pueden tomarlo directamente, existen microorganismos que se encargan de procesarlo, una de las formas más sencillas de obtenerlo es a través del estiércol y abonos naturales. 

A principios del siglo XX, el químico alemán Fritz Haber logró por primera vez unir nitrógeno e hidrógeno a alta presión y temperatura, y mediante el uso de un catalizador metálico, para producir amoníaco. Posteriormente, Carl Bosch se encargó de transformar el experimento de Haber en un proceso a escala industrial y con esto empezó la comercialización de los fertilizantes sintéticos. El trabajo de estos dos personajes les valió el premio Nobel. 

El proceso de Haber-Bosch cambió el mundo: se calcula que la alimentación de la mitad de la población mundial depende de los fertilizantes derivados de él. Pero tiene un reverso oscuro; este método permitió la fabricación a gran escala de los explosivos modernos, responsables de entre 100 y 150 millones de muertes en el último siglo.
Como en la mayoría de los casos, un descubrimiento científico tan importante tiene un segundo uso que es diametralmente opuesto al inicial; el bien y el mal se hacen presentes polarizando a la sociedad. Independientemente del uso de la química para la fabricación de armas, el uso de fertilizantes sintéticos puede acarrear problemas colaterales como contaminación o toxicidad en ciertos productos; además se entra en un tipo de retroalimentación destructiva. Al destinar mayores extensiones de terreno para la agricultura, estos suelos terminan por erosionarse, haciendo cada vez que sea indispensable el uso de fertilizantes químicos; además que por lo regular estos suelos fueron parte de un bosque o selva que regulaban el clima en las ciudades cercanas. 

Es complejo el problema de la contaminación y el calentamiento global; cada año, las temperaturas son más extremas, las temporadas de lluvia son más intensas; existe una grave deforestación. Las medidas para remediarlo son muchas y requieren de la participación de todos, y sobre todo, porque es imposible que el mundo se acabe a causa de nosotros; los humanos somos los que dejaremos de existir y la vida renacerá nuevamente. 

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