lunes, 13 de mayo de 2019

DESDE LA FINCA Por: El Cortador



Calor, conocimiento y enseñanza.- Tal como se había anunciado por la radio, una ola de calor azota las fincas de toda la región. El pasado fin de semana calló un fuerte e inesperado aguacero, que se puede decir que preparó la tierra y las matas de café para aguantar estos fuertes calores que se han sentido durante toda la semana. Es primavera y los calores de mayo, cíclicos y tradicionales llegaron puntuales a la cita. Los campesinos inician su jornada más temprano, de madrugada, a fin de ganarle al clima. Sin embargo a media mañana, en la pausa del almuerzo, todavía con el frescor de los frondosos jinicuiles, hacen su lumbre para calentar su itacate, que comparten alrededor del comal. Ya es tempo de palmitos y varios llevan tacos de palmitos con huevo y salsa picante. Este año hubo pocos “gasparitos” pero todavía algunos llevan sus tortitas con huevo. “Abuelo, pareciera que a ti el calor no te afecta” le comentan al viejo campesino curtido por el tiempo y el trabajo. A lo que el erudito autodidacta de los montes, con su característica parsimonia y habitual sabiduría explica: “Desde tiempos antiguos se tiene la costumbre de beber café caliente cuando hace mucho calor, ya que provoca una sensación refrescante al cuerpo, pues hace que el cuerpo comience a sudar y se consigue una sensación refrescante. Al tomar el ardiente elixir sagrado, el calor desaparece como por arte de magia y una energía desconocida otorga nuevos bríos”… Pasado el día de las madres, se comenta sobre el día del maestro. Por lo que nuevamente surge la pregunta obligada al vetusto maestro pragmático: ¿Cómo defines a los maestros, abuelo?... Sin dar tiempo a más cuestionamientos, el anciano docto y letrado en los libros del conocimiento ancestral, empieza su explicación: “Un Maestro, en sentido más preciso, es alguien dotado de los conocimientos y la habilidad necesaria para enseñar, lo que significa impartir conocimientos. Los sofistas griegos eran maestros que intercambiaban su saber por un precio. Protágoras recibía dinero por las enseñanzas que impartía. A diferencia del gran maestro Sócrates que no recibía dinero a cambio de sus lecciones, y aplicaba un método (la mayéutica), mediante el cual el maestro no le daba el conocimiento al alumno sino que lo ayudaba a sacarlo de su interior, a descubrirlo, como si fuera un partero que, en lugar de un niño, extrae del interior del ser humano, su propio saber”. Hace una pausa para darle un trago a su café caliente que tenía cerca de los tizones, para continuar: “En la Edad Media los maestros artesanos eran aquellos que enseñaban un oficio a sus aprendices. Si bien se puede calificar de maestro a todo aquel que enseña, y así se dice que los padres son los primeros maestros de sus hijos, o que la calle es maestra en la escuela de la vida; en sentido estricto se reserva la calificación de maestros para aquellos que imparten la enseñanza formal en los colegios, sobre todo la educación básica, dotados de vocación para llevar a cabo la misión. El maestro es una parte esencial del proceso de enseñanza-aprendizaje. La otra parte es el alumno, que será guiado, conducido, asesorado, estimulado y orientado por el maestro en la búsqueda del objeto del saber”. Y no falta el ocurrente que no se aguanta y pregunta: “¿Y entonces qué es un profesor?”… A lo que el sudado catedrático de las fincas complementa: “Esta palabra viene de la voz profesar, que en alguno de sus significados quiere decir ejercer una ciencia, arte u oficio, o enseñar una ciencia o arte. Además, significa ‘ejercer una cosa con inclinación voluntaria y continua’. Aunque actualmente con las nuevas reformas les han restado autoridad a los profesores, siguen siendo la persona que ejerce o enseña una ciencia o arte. Equivale a consagrarse o a dedicarse a una actividad de manera total, tanto en lo individual como en lo colectivo, con el compromiso de servir por servir como premisa fundamental”. Al decir esto, no vaciló en retirarse dejando a los demás campesinos sumidos en una profunda reflexión sobre la labor de los maestros que enseñan a sus hijos…

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