lunes, 23 de diciembre de 2019

EDITORIAL



Hemos llegado a la etapa final de un ciclo, se terminó 2019 y es el momento de presentarse, a sí mismo, el balance de cuentas. Además de las celebraciones, reuniones y buenos deseos que trae el fin de año, es la oportunidad para hacer balances, tanto personal como profesional o familiar, en este tiempo transcurrido. Un año es un ciclo, el cual comprende un inicio y un fin, y merece cierta reflexión.

Tal como al comienzo del año se acostumbra hacer una proyección del futuro, también es importante echar un vistazo atrás y hacer un recuento de los sucesos negativos y positivos que acontecieron. Esta es una buena estrategia para reconocer las fortalezas, lo que servirá para afianzar la autoestima y la seguridad en las propias capacidades. Además, sirve para abonar el terreno que está por venir, y una vez más, aprender de los errores que deberán traducirse en oportunidades de mejora. Este es un ejercicio que brinda claridad mental, al mismo tiempo permite medir el desempeño personal, como la constancia y el compromiso, para así buscar el mejoramiento continuo que implica el desarrollo humano.

Mirar hacia atrás implica ver aquello que nos propusimos y logramos y aquello que deseamos pero no pudimos alcanzar. Este recuento es una oportunidad de crecer, independiente de que al final sea positivo o negativo, pues permite un aprendizaje. La satisfacción en la vida no depende sólo de los éxitos, sino de aprender a disfrutar de las cosas sencillas, de aquello que logramos y de lo que tenemos hoy. Cada momento difícil que afrontamos trae consigo una oportunidad en la vida, una madurez distinta, mayor empatía y cercanía con los demás.

Aquellos logros alcanzados, deberán ser motivo de satisfacción y fuente de motivación hacia nuevas conquistas. Por otra parte, no se trata de sentir frustración por lo que no se logró, sino más bien se busca aprender de los errores y comenzar un nuevo año con una actitud ganadora. De las experiencias se aprende y gracias a este tipo de reflexiones, se acrecienta el conocimiento propio, lo cual se traduce en beneficios para el desarrollo personal y las relaciones con los demás.

Tan importante es evaluar el desarrollo personal, tanto en lo individual como en lo profesional; como lo es también, como espectadores externos, puesto que no tenemos injerencia, valorar el desempeño de nuestras autoridades, ya que estamos inmersos en una sociedad integral. Aunque solo sea como observadores, pero apreciemos con detalle su desempeño, lo cual nos servirá para decisiones futuras.

Como sea, termina un ciclo del calendario y es oportuno hacer un balance de resultados y también nuevos proyectos. Todos coincidimos en el mismo deseo, que nos vaya mejor a todos: al país, al estado y a nuestro municipio. Ya lo individual, depende de cada quien. Sin olvidar ser agradecidos. Fe, optimismo y acción.

Feliz Navidad y próspero Año Nuevo a todos…


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