lunes, 20 de enero de 2020

DESDE EL AULA Prof. Julio Hernández Ramírez Otra de mi amigo el Albañil



Otra de mi amigo el Albañil

Recién lo encontré muy de mañana caminando la calle Hernández y Hernández, en dirección a la periferia del centro.- Viniste al “pueblo”, le dije .- Si, me dijo, traigo un asuntito pendiente, platicamos en la bella . Por que lo conozco, me quede con la idea de que el “asuntito” que lo hacía madrugar para salir al “pueblo” tenía que ver con algún desliz clandestino.

Por la noche platiqué con él en la Bella, pueblo pacífico y hospitalario. (Que un día la mediocridad de un ex Acalde, lo llamó como el de las dos mentiras, pues según su errático parecer no era bella ni tenia esperanza). Conservando lo espontáneo de su sonora carcajada que solo interrumpe su intermitente tos, me dijo: la hipertensión me ha hecho crecer el corazón hasta presionar los pulmones, esa es la causa de la tos que no me deja, la próstata ya no me funciona, tengo piedras en los riñones y los intestinos inflamados, por si fuera poco, la glucosa me sube de manera alarmante, aun así no me doblo, me lo impide mi carácter y procuro no perder el sentido del humor. Sabes, no le tengo miedo a la muerte, siempre que su llegada sea inesperada y súbita, lo que me aterra es la enorme posibilidad de caer en cama sin poder valerme por mí mismo. Mi proclividad a los amores extramaritales me han alejado de mi esposa, tampoco he sido muy apegado a mis hijos, por lo que de los muchos que tengo, ninguno estaría dispuesto para hacerse cargo de mi. Al final del día lo comprendo, uno cosecha lo que siembra.

Previniendo esa desgracia probable, casi inevitable, me he dado a la tarea de buscar un asilo donde refugiarme voluntariamente. Hoy, cuando me viste en el “pueblo” me ocupada de ese menester. No encontré lugar alguno, me recomendaron ir a “cáritas”, en Xalapa. Es lamentable que no exista política publica para atender a la población mayor que se encuentra en las condiciones que yo. Ni esperanza de contar con servicios de salud gratuitos, menos hoy, que todo se hace como a lo loco y como maldición apocalíptica se destruyen instituciones.


Pensando en el futuro

Un grupo de maestras jubiladas se organizan en una especie de mutualista con el propósito de contar con instalaciones adecuadas para que, de manera autónoma, puedan vivir la ultima etapa de su vida en condiciones dignas. La idea la tienen muy bien trabajada y con mucho romanticismo pero sin perder el principio de realidad, emocionadas avanzan con pasos firmes en la consecución de su objetivo.

Han adquirido un predio con superficie suficiente para los fines pretendidos, por cierto, en el municipio de Coatepec. Con vehemencia explican que su proyecto se justifica por la falta de instituciones tanto públicas como privadas para atender con decoro a la población adulta cada vez mayor.

Les asiste toda la razón. Hay una manifiesta tendencia al envejecimiento de la población. Dentro de algunos años, la base de la pirámide poblacional, estará constituida por adultos mayores. En esta realidad, el drama estriba en que ni en lo individual, ni como sociedad, ni desde el gobierno, se están tomando medidas para enfrentar tal contingencia. No existe política pública de gran calado, como el caso lo amerita, en vías de preparación para atender las necesidades cada vez mas creciente de la población cronológicamente mayor.

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