lunes, 10 de febrero de 2020

El Coatepec de mis Recuerdos Licenciado en Historia Ulises García Sánchez El ingenio de la Trinidad y el puente del Diablo



El ingenio de la Trinidad y el puente del Diablo.-

Donde hoy se encuentra la congregación de ‘El Grande’ en el municipio de Coatepec, formaba parte de lo que se conoció en la época virreinal como el Mayorazgo de la Higuera.

Fundado por Francisco Hernández de la Higuera originario de Santibáñez, en Béjar del Castañar, España; vino a radicar en la ciudad de Puebla de los Ángeles, donde se dedicó al comercio.

En 1585 comienza la compra de tierras en la región de Coatepec. Cuatro años después, en 1589, edificó un ingenio azucarero que tenía como advocación a La Santísima Trinidad. Su nombre original desapareció al paso del tiempo, quedando como "El Grande", pues los habitantes lo identificaban como el Ingenio "Grande" a la Trinidad, a comparación con el ingenio de la Limpia Concepción de Nuestra Señora, que era de menor tamaño y producción de azúcar, que se encontraba en la congregación de El Chico, perteneciente hoy al municipio de Emiliano Zapata. Con el matrimonio entre Francisco Hernández de la Higuera, el hijo, con Inés Díaz Matamoros, la Limpia Concepción entró a formar parte del mayorazgo.

Antes de que terminará el siglo XVI, el ingenio de La Trinidad tenía una extensión de 14,500 hectáreas, donde se cultivaba y se procesaba la caña de azúcar. Contaba con 120 esclavos africanos, adquiridos por el mismo Hernández de la Higuera. Estaba conformada por la casa principal de dos plantas hecha de cal y canto, residencia oficial de los propietarios; una casa de molienda provista de dos presas grandes movidas por medio de una rueda hidráulica, una casa de calderas con un corral para leña, dos casas más para purgar la azúcar, una casa que servía de troje allí se almacenaban los azucares de la cosechas, aparte dos para los descargaderos, casas de vivienda para los empleados españoles, una carpintería, su propio horno para cocer las formas y los ladrillos, además de una enfermería, una herrería, y un jacal en el que se recogían los trabajadores de los cañaverales, y más de sesenta casas de los esclavos, un huerto de árboles frutales y una iglesia bajo la responsabilidad de un Vicario. Dicha iglesia fue visitada por el obispo de Puebla, el beato Juan de Palafox y Mendoza en 1643, dejado escrito que la iglesia era la más rica de la zona.

El 25 de julio de 1594 se realizó un convenio entre Francisco Hernández de la Higuera y Agustín de Oliva, cantero de oficio y residente en el mismo Ingenio, para el encargo de la construcción de un puente sobre el río Sordo. Teniendo la ayuda por parte de población indígena y de los esclavos negros para su edificación.

El costo de la obra fue de $ 7,000 pesos. Este puente que aún sigue en pie, sirvió para comunicar y trasladar los productos de los ingenios fuera de la región coatepecana. Tal fue la impresión de los habitantes de la región, de magnífica construcción, que se comenzó atribuirse su levantamiento al mismo diablo.


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