¿QUÉ ES LA INTELIGENCIA? PARTE II.
En la pasada entrega de esta columna se había descrito, en forma general, lo que podría definirse como la Inteligencia, así como su relación con el desarrollo del sistema nervioso y la relación que tienen distintas regiones anatómicas del sistema nervioso central con algunas de las facultades mentales de nuestra especie.
Ahora bien, la sola definición de lo que pueda ser la Mente implica ya una nueva dificultad, pues si la inteligencia se puede asociar con algunas estructuras y funciones del cerebro “la mente” es algo intangible, que nos permite “conectarnos” con la realidad física del mundo pero también avizorar realidades que están más allá de los límites de nuestros sentidos, como las galaxias en el Universo o las fantasías de artistas y soñadores. No es exagerado afirmar que la misma mente que nos permite establecer el puente entre lo interno –o el Yo- y lo externo a nosotros –o el Mundo- nos impide también en ocasiones establecer esta conexión; un claro ejemplo de lo anterior lo tenemos en algunos niños autistas que se conocen como sapientes, y parecen haber nacido ya con facultades matemáticas o artísticas extraordinarias, pero que pueden a la vez no establecer una comunicación “normal” entre su yo interno y el mundo que los rodea. Establecida ya la diferencia entre mente, inteligencia y sistema nervioso, podemos volver sobre el análisis de cómo la inteligencia se manifiesta en nosotros y cuáles pueden ser sus posibilidades y alcances.
Durante mucho tiempo se ponderaba que alguien era “inteligente” si esta persona se destacaba en el campo de la lógica y matemática, y tenemos como ejemplo a Isaac Newton, Joseph Lemaitre y Albert Einstein, cuyas teorías nos han permitido conocer mejor al Universo físico a través de las matemáticas. Así, algunos otros rasgos o manifestaciones de inteligencia eran tenidos como “conocimientos” o “capacidades” de un nivel menor, tal es el caso de las artes, la habilidad física o la de interaccionar con otras personas.
En la década de 1980 el psicólogo Howard Gardner propuso una novedosa clasificación de lo que ha llamado “Inteligencias múltiples” y que tienen como fundamento el hacer notar que, en diversas capacidades mentales, existen individuos que destacan sobre la mayoría de la gente común en diversos campos; así, tenemos como ejemplos a Wolfgang Amadeus Mozart en la música, a Charles Darwin en el estudio de la evolución biológica, a María Curie en la física atómica, a Leonardo da Vinci en la ingeniería y pintura o a Tamara Rojo en el ballet clásico.
No podríamos negar que los ejemplos mencionados destacan entre el común de la humanidad por sus logros y trascendencia, pero se nos da la perspectiva a la vez de comprender que todos los seres humanos somos “muy inteligentes” en distintas formas ¿Cuáles son éstas? De acuerdo al modelo de Gardner y sus colaboradores tendríamos las siguientes “inteligencias múltiples”:
Inteligencia lingüística.-
Es la capacidad de dominar el lenguaje y poder comunicarnos con los demás. Aquí se destacarían escritores, conferencistas, poetas, etc. Un buen ejemplo sería Sor Juana Inés de la Cruz.
Inteligencia lógico-matemática
Como su propio nombre indica, este tipo de inteligencia se vincula a la capacidad para el razonamiento lógico y la resolución de problemas matemáticos.
Los científicos, economistas, académicos, ingenieros y matemáticos suelen destacar en esta clase de inteligencia.
►Inteligencia espacial.- También conocida como inteligencia visual-espacial, es la habilidad que nos permite observar el mundo y los objetos desde diferentes perspectivas. En esta inteligencia destacan los ajedrecistas y los profesionales de las artes visuales (pintores, diseñadores, escultores…), los arquitectos, y también los jugadores de deportes en equipo, como los futbolistas.
Inteligencia musical.- La música es un arte universal. Algunas zonas del cerebro ejecutan funciones vinculadas con la interpretación y composición de música. Es ejemplo de ésta Ludwig van Beethoven, quien compuso su novena sinfonía estando ya sordo.
►Inteligencia corporal y kinestésica.- Las habilidades corporales y motrices entran en esta categoría. Son especialmente brillantes en esta clase de inteligencia: bailarines, deportistas, y hasta cirujanos y creadores plásticos, pues todos ellos tienen que emplear de manera racional sus habilidades físicas.
►Inteligencia intrapersonal.- La inteligencia intrapersonal se refiere a la regulación de las emociones. Aunque puede parecer algo extraño eso de “comprenderse a sí mismo” tenemos el ejemplo de las personas que sufren de angustia, celos, fobias y etcétera, derivadas de conflictos internos que muchas veces no tienen por qué serlo. En el extremo opuesto tendríamos como ejemplo a Buda, quien encontró la paz y fundó una filosofía de vida al meditar sobre sí mismo.
►Inteligencia interpersonal.- La inteligencia interpersonal nos faculta para poder advertir cosas de las otras personas. La inteligencia interpersonal evalúa la capacidad para empatizar con las demás personas. Este es el caso de los actores y líderes, como Adolf Hitler.
►Inteligencia naturalista.- Según Gardner, la inteligencia naturalista permite detectar, y categorizar y adaptarnos al entorno. Esta clase de inteligencia fue añadida posteriormente al estudio original sobre las Inteligencias Múltiples de Gardner, concretamente en el año 1995, dada su importancia para la preservación del ambiente y nuestra sobrevivencia como especie. Los indígenas de la Amazonia, que viven de lo que la selva les da, y los Inook (o eskimales) en su círculo polar, son un buen ejemplo de esto.
En la actualidad muchos psicólogos y neurólogos han adoptado este modelo de Gardner, aunque se sostiene la discusión filosófica sobre si hablamos de distintas inteligencias, o si la inteligencia es una sola, que se pueda evidenciar en formas distintas.
Continuaremos hablando sobre este interesante tema en la próxima entrega, hasta entonces que tengan un buen día.
Valente Salazar Díaz
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