¿Qué es la Estética?
La Estética (del griego aisthetikós “que puede percibirse por los sentidos”) es la rama de la Filosofía que, en forma general, nos lleva a reflexionar sobre la pregunta ¿Cómo percibimos?
En cuanto a la percepción en sentido general podemos recordar las palabras de Aristóteles, que señala al principio de su Metafísica: “Todos los hombres tienen naturalmente el deseo de saber. El placer que nos causan las percepciones de nuestros sentidos es una prueba de esta verdad. Nos agradan por sí mismas, independientemente de su utilidad, sobre todo las de la vista”. De esta forma Aristóteles nos indica que la condición primera para llegar al conocimiento es la percepción de las cosas y el énfasis que él hace sobre el sentido de la vista se comprende por ser éste el mejor desarrollado en nosotros, por sobre los demás sentidos.
Posteriormente, en el siglo dieciocho Immanuel Kant -el gran filósofo del Idealismo alemán- en su Crítica de la razón pura, diría que de las cosas en sí, que llama noúmenos, no podemos conocer nada si no es a través de aquellas notas que nuestros sentidos abstraen de ellas por medio de los sentidos, a las que llama fenómenos. De esta aseveración partiría para desarrollar después su sistema filosófico, encaminado a establecer un mundo guiado por la moral.
Tenemos pues, que la percepción de la realidad que nos rodea es el punto de partida del razonamiento o intelección, entendida la Estética como la reflexión de esta percepción en términos generales; pero en un sentido más estricto la estética se define también como la rama de la Filosofía que tiene por objeto el estudio de la esencia y la percepción de la belleza, por lo cual se relaciona estrechamente con el arte
¿Qué es la belleza? Es una pregunta que puede resultar un tanto ardua de contestar, en primer lugar, por la variedad de los objetos que podemos apreciar con nuestros sentidos: la música, un cuadro, una escultura, un paisaje natural, un arco iris o las estrellas y así indefinidamente, incluyendo hasta objetos industriales o edificios con cierta arquitectura. En segundo lugar, se nos presenta el caso que estos objetos pueden ser apreciados en formas distintas por los observadores, de tal forma que algo que a nosotros nos puede parecer feo o repulsivo para otros puede resultar bello o atractivo, tal el caso de los diversos géneros musicales o pictóricos: incluso la imagen de Saturno devorando a sus hijos –pintura “negra” del maestro español Francisco de Goya y Lucientes- es considerada una obra magistral precisamente por la repulsión que provoca la imagen, reflejo de la amargura de Goya en sus años de vejez, ya aquejado por la sordera y desencantado de la sociedad.
Para establecer una generalidad en este universo tan diverso Kant define lo bello como la representación que produce un placer inmediato y libre de cualquier consideración teórica o moral, de tal forma que no existe una conexión entre lo bello y lo bueno, pero eso no impide que pueda darse ocasionalmente.
La belleza es un objeto complejo, que recibe diferentes influencias: históricas, sociales, económicas, políticas, religiosas; así tenemos que no existe el arte puro, el arte por el arte, sino el arte y la belleza contextualizada en una cultura, una sociedad y una época y, sin embargo, existen obras maestras que han trascendido a través del tiempo, de guerras y censura e intolerancia, cuando el mundo que las vio nacer no existe ya más.
La búsqueda de la belleza es una de las aspiraciones más nobles que el Hombre puede aún emprender, y el arte es acaso la mejor herencia que podemos dejar a las generaciones venideras.
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