lunes, 17 de mayo de 2021

FILOSOFÍA CLÁSICA - Por Miguel Mora

El mito del anillo de Giges.-



¿Usted se considera una persona justa, honrada y respetable que no le haría daño ni a una hormiga? ¿Si pudiera cometer un delito sin sufrir las consecuencias, lo haría? ¿Si tuviera un anillo que le permitiera por ejemplo, ser invisible?


En este artículo le voy a hablar del anillo de Giges, un mito que Platón narra en el libro segundo de “La República” en apoyo de una tesis muy oscura: que el ser humano es malo e injusto por naturaleza. La República es un diálogo dedicado a la justicia, que Platón, a través del personaje de Sócrates quiere mostrar esta virtud como el bien supremo para el ser humano. Recuerde que el primer principio de la ética socrática era “es preferible sufrir una injusticia que cometerla” porque cometer injusticia es el peor mal que puedes convocar sobre ti mismo. 


Pero en el diálogo Sócrates va a encontrar una fuerte oposición por parte de sus interlocutores, que no terminan de creérselo. Hay un personaje en concreto, Glaucón, que empieza a poner una serie de inconvenientes bastante complejos. Para Glaucón la verdad es justo lo inverso a esta máxima socrática: “cometer una injusticia es el mayor bien, siempre es lo preferible, y en cambio sufrir una injusticia es el mayor mal”.


En el inicio de los tiempos se pusieron de acuerdo entre sí para establecer convenios y leyes de manera que no se perjudicasen mutuamente y pudieran castigar al injusto, es así como nació la justicia, como una especie de término medio entre el mayor bien que es: no cometer injusticia y el mayor mal, que es sufrirla.  Dice Glaucón, que si a la persona más justa del planeta se le diera licencia para cometer injusticias sin ninguna consecuencia, poco tiempo pasaría para verla convertida en la persona más injusta de todas. Y Glaucón cuenta el mito de Giges.


Giges era un humilde pastor que estaba al servicio del rey de Lidia. Llevaba una vida sencilla y comedida, como cualquier otra persona, era alguien digamos, del montón. Un buen día de pronto justo en el lugar donde estaba pasando su rebaño, sobrevino un terremoto temporal, y la tierra se abrió con una profunda grieta.


Giges muerto de curiosidad, descendió por la hendidura y en las profundidades vio, entre muchos otros tesoros, un enorme caballo de bronce con una puerta en el estómago. El pastor se acercó y, con un gesto de emoción, abrió la puerta, dentro del caballo había un cadáver de talla, al parecer, más que humana, que tenía un anillo de oro en el dedo. Aunque Giges estaba rodeado de tesoros, ese anillo tenía algo que le llamaba poderosamente la atención, así que se lo arrebató al esqueleto y en un solo movimiento, se lo puso. Al instante, Giges se volvió invisible.


En ese reino había un rey que gobernaba con realeza y aunque Giges nunca había sido un hombre con grandes ambiciones, deslumbrado por el poder que le otorgaba el anillo empezó a maquinar su ascenso al trono. Primero utilizó al anillo para colarse al castillo sin ser visto y seducir con malas artes a la esposa del rey. Con su ayuda asesinó cruelmente al monarca. Y sin que nadie pudiera hacerle frente Giges se apoderó del reino. 


¿Usted qué haría si se encontrara el anillo de Giges, cree que lo terminaría usando para el mal? ¿Lo lanzaría al mar para evitar correr con ese riesgo? 


(Actualmente el anillo de Giges podría ser el internet, que para algunas personas es un instrumento nocivo, gozan de usar las redes sociales en el anonimato y así usurpar cualquier cosa que vean, sin ninguna preocupación de ser descubiertos). 

 



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