lunes, 26 de julio de 2021

REFLEXIONES - Por Héctor Hernández Parra.


El  tema de la Consulta Popular nos da la oportunidad de observar y analizar el tema con detenimiento.

 

Un sector de la población piensa que es una promesa de campaña y que el presidente en esta ocasión cede al pueblo la decisión de jalar la cuerda de la guillotina que caerá sobre las cabezas de algunos ex presidentes de la república, curiosamente a quienes ha utilizado en sus peroratas eternas ya sea en campaña, en sus constantes informes o en cada ocasión que tiene un micrófono en la mano.


Aprovecha el sentimiento de los mexicanos que se proyectan cuando piden justicia y creen que el tabasqueño representa a un paladín justiciero, con su capa y sin máscara que llega a redimir a nuestro país de una conducta humana conocida como corrupción. 


Los abogados repiten que las leyes se hicieron para aplicarse, si los conceptos contemplados en materia de procuración de justicia, que claramente han sido incluidos en nuestra constitución política, deben ser acatados por gobernantes y gobernados.

  

El Instituto Nacional Electoral tiene los elementos técnicos, administrativos para organizar este ejercicio, pronto se definirá quienes son los ciudadanos que atenderán las mesas receptoras de votación.

  

¿Será posible debatir, discutir aspectos relacionados con la consulta en conversatorios debidamente organizados?

 

Hemos conocido el sentido de la pregunta que la Suprema Corte de Justicia avaló y que resulta un cantinflesco juego de palabras, donde se abre la posibilidad de todas y todos aquellos que se han recreado y satisfecho con acciones anómalas.

 

Aquí caben los protegidos del presidente, las consentidas incluidas e incluidos en  la lista de presidenciables, los familiares del héroe de Macuspana conocidos, etc.

  

¿Quiénes serán los que arrojen la primera piedra y cómo se aplicará la ley en los estados y municipios?

  

Eso pensamos en estos días cuando corrió la nota de que el rojísimo ex gobernador nacido en Nopaltepec, veía a Satán por un agujero, presa del cáncer.


La señora Borunda ha desmentido los rumores, manifestando que hay Fidel para rato. Algunos veracruzanos esperan ver al Tío Fide en una silla de ruedas detrás de una barandilla lanzando su malévola sonrisa y repartiendo billetes a los más cercanos, se espera quizá que corra la suerte del doctor Flavino o de Javidu.

  

La venganza de los veracruzanos incluye, un castigo tras las rejas de la imaginación.


Correo electrónico   hectorhernandezparra77@gmail.com

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