Los caminos de la 4t no son como lo pensaba.-
“Llueva, truene o relampaguee el reinicio a clases será el 30 de agosto” fue lo expresado por el presidente López Obrador, tal como lo hiciera alguna ocasión para afirmar que una de sus caprichosas obras, a pesar de los amparos promovidos, de todas formas se haría y su expresión: “me canso ganso” lo puso en el top de los memes y le dio identidad a la figura presidencial.
Ahora lo dicho por el presidente precisamente es a él a quien le está lloviendo, tronando y relampagueando, pues el tema del retorno a clases en un escenario de demasiados contagios y muertes por causa del COVID-19, no convence a los padres de familia a exponer a sus hijos y mucho menos con tan débiles argumentos basados en que los infantes ya no aguantan el encierro, están obesos y necesitan de la convivencia de la escuela.
Los fanáticos de la 4t apoyan la medida afirmando que es incongruente la postura de los padres al oponerse al regreso a clases cuando los niños sí van a fiestas y paseos con sus amigos. De igual manera algunos líderes sindicales del magisterio ya se pronunciaron a favor del retorno a clases, como en los viejos tiempos del PRI.
Y los comerciantes que su negocio está en torno al giro de la educación, obviamente están expectantes de lo que se decida y haciendo “changuitos” porque les urge que la situación económica se reactive y el retorno a clases es una excelente oportunidad para ello, sin embargo, no se le puede apostar a una medida que pueda detonar positivamente en lo económico y negativamente en la salud, por lo que se requiere de acciones más serias y objetivas, mucho más que un simple dicho popular como: “me canso ganso aunque llueve, truene o relampaguee”.
Pretender envolver a los padres en la responsabilidad, a través de la firma de una carta responsiva, se parece mucho a los contratos leoninos con letras chiquitas, pues si las cosas resultan mal, quien tomó la decisión de exponer a los infantes fue el gobierno, pero los culpables vendrán a ser los padres por haber aceptado y firmado esa carta. Los maestros están en medio del problema pues ellos no deciden nada y sólo tienen que acatar lo que se les ordena, pero corriendo el mismo riesgo que los niños, los padres y los abuelos de los infantes.
Y la gran incógnita del porqué es la decisión del retorno a clases, con las instalaciones educativas en malas condiciones por el abandono obligado por la cuarentena y que ha durado ya año y medio, o por el robo de sus materiales y equipos indispensables para la tarea de la enseñanza.
Una pretendida “flexibilidad” contraria a la rudeza con que fueron tratadas las empresas al aplicarles excesivos requisitos para poder mantenerse funcionando y que no se perdieran los empleos que éstas generan. Y por si no fuera suficiente la confusión, en Veracruz se emitió un Decreto que establece medidas extraordinarias contra la tercera ola por COVID-19 restringiendo el tráfico vehicular en la zona centro de 131 municipios en riesgo máximo (color rojo) lo que confirma el alto riesgo que correrán los niños.
Finalmente, la duda gira en torno a, si la decisión del retorno a clases presenciales tiene que ver con la suspensión del contrato con las 4 televisoras privadas para la transmisión de las clases a través de la televisión abierta, por un monto de alrededor de 450 millones de pesos, tal vez por falta de dinero para el pago o porque ese dinero se pretenda utilizar para otro fin, que pudiera estar relacionado con aviones, trenes, refinerías o con “ninis”, lo que resultaría una muy mala catafixia de vidas a cambio de caprichos.
Los caminos de la 4t no son como yo pensaba, como los imaginaba, no son como yo creía. Los caminos de la 4t son muy difícil de andarlos, difícil de caminarlos y no encuentro la salida.
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