lunes, 6 de septiembre de 2021

Desde Teocelo - Por Angeheca


El COVID-19 no es el único problema de salud que enfrenta Teocelo. Por definición, una pandemia es una enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región.


El alcoholismo no es un vicio, es una enfermedad que se ha ido aceptando socialmente, al grado que hoy se conocen casos de menores muy jóvenes que hacen el consumo del alcohol, algo cotidiano; esto puede suceder en personas de cualquier edad.


Quienes la padecen sufren más en la resaca al intentar dejar de tomar por las repercusiones de salud y psicológicas, pero quienes realmente la padecen son los familiares ya que tienen que soportar actitudes, conductas y lenguaje que por lo general no recibe. También tienen que vivir con el miedo o temor de la seguridad del enfermo, pues a causa de la pérdida de reflejos, valentía y desorientación pueda sufrir un accidente o una agresión, quizás provocada.


Abusar del alcohol puede llevar a abusar sexualmente de alguien, abusar del dinero que con esfuerzo se gana o no se tiene, se abusa del cuerpo propio y de la salud que se tenga, se abusa del cariño y tolerancia de otros, más de los seres queridos; se abusa de la confianza y eso llega a provocar accidentes o la muerte, propia o de terceros.


Muchos de los grandes personajes de la historia y del mundo han abusado del alcohol y otras sustancias, pero habría que saber el fin de su vida o la calidad con la que la llevaron, o les dieron a sus allegados.


En Teocelo es tan común tomar alcohol en los espacios deportivos, de esparcimiento y áreas verdes que se toma como algo normal y que hay que tolerar porque “no hay que meterse en la vida de los demás”; pero habría que cambiar la perspectiva en favor de las futuras generaciones y generalizar que no se puede llevar una enfermedad a sitios públicos igual que una diarrea o una fractura.


Las fotos en redes sociales con “el burro” o la cerveza en campos deportivos es repetitiva, constante y divulgada, porque como sociedad no se toma como un problema de salud, sino como un chiste del cual sólo hay que reírse y tolerar, hasta que ocurre una escena obscena, un accidente o un delito.


Ahí sí es competencia y responsabilidad de las autoridades locales prevenir este tipo de conductas, pero hasta ahora, como en muchos temas que son problemas sociales graves, no se han atendido.


Al igual que el COVID-19, el alcoholismo requiere medidas personales para su prevención y que no son responsabilidad del gobierno hasta que se afecta a terceros. La forma en que vivimos situaciones cotidianas se vuelven costumbre y por ello se debe empezar a cambiar la forma de enfrentar los problemas sociales y de salud pública, para que el resultado de ello se coseche en la siguiente generación. Pero si no se comienza, se seguirá teniendo el mismo problema.


No se pretende satanizar el alcohol, sino de generar conciencia de que como en todo, no se debe abusar de él y tampoco hacerlo en dónde no es permitido ni correcto, y tomar medidas para prevenir la enfermedad, al igual que el COVID-19; es tarea de todos.


Como dice parte de un poema: “Pero que lindo es el vino, el que se bebe en la casa del que está limpio por dentro y tiene brillando el alma. Que nunca le tiembla el pulso cual cuando pulsa una guitarra. Que no le falta un amigo ni noches para gastarlas. Que cuando tiene un pecado, siempre se nota en su cara. Que bebe el vino por vino… y bebe el agua, por agua.”

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