Hablar del Magistrado Emilio Polanco Servín, es hablar de parte de la historia viva de Coatepec. Hombre entusiasta, culto, amigable, de trato sencillo y siempre ocupado de su tierra natal. Actualmente Magistrado en retiro, el Lic. “Millo”, como cariñosamente le llaman sus amigos, fue catedrático en la Facultad de Derecho de la Universidad Veracruzana, Presidente Municipal de Coatepec, Juez, escritor, poeta, bohemio y amante del arte.
Al iniciar la charla con ESPRESSO, hablamos sobre sus tiempos de estudiante y sus inicios en la judicatura, entiéndase como “el ejercicio de juzgar”, a lo que con nostalgia narra: “En aquellos tiempos allá por el año 1959 ya titulado como Licenciado en Derecho por la UNAM tuve un encuentro con el señor Licenciado Silvestre Aguilar Morás, que fue padre de mi compañero “El Chato” Raúl Iván Aguilar Maraboto, a la sazón Agente del Ministerio Público en el estado de Sonora. De la conversación surgió mi deseo de trabajar y que yo estaba buscando en la ciudad de México, a lo que de inmediato don Silvestre me dijo categórico: “¿Te irías a trabajar a Sonora?” y presto le contesté: “Desde luego que sí”. Llegué a Hermosillo, Sonora, ya con el nombramiento de Juez en 1960, gracias a su recomendación.
Sobre su retorno a Veracruz, narra: “Durante tres años serví en la judicatura del estado de Sonora y en unas vacaciones saludé en Xalapa al maestro Lorenzo Cazarín Uscanga, catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad Veracruzana y en ese momento Presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado, a quien le manifesté mi deseo de venir a servir a Veracruz. Me ofreció el juzgado de Ozuluama, mismo que acepté y fue donde inicié mis pasos en la judicatura de Veracruz. En poco tiempo me mandaron a Tuxpan, toda vez que vino el cambio de gobierno entrando el Lic. Fernando López Arias. Al saludar a un amigo mío, Amadeo Toca Cangas, recién nombrado Procurador General de Justicia, me dijo que si quería ser Agente del Ministerio Público en Xalapa, lo cual acepté y donde estuve sirviendo por dos años, para después ser nombrado Juez Primero de Primera instancia en esta ciudad capital. Permanecí por seis años como juez.
Más enfocado a narrar su trayectoria jurídica más que la política, no deja de mencionar que fue presidente Municipal de Coatepec en el trienio de 1970 a 1973. (No lo menciona pero fue cuando se instaló el monumento a Juárez y el mural bajo la escalera del palacio, con motivo del centenario de la muerte del gran patricio). También “de pasadita” menciona sin abundar, que fue Delegado del, en ese entonces un gigante internacional, Instituto Mexicano del Café (INMECAFÉ). “También me nombraron jefe del departamento jurídico de la UV y ya en el año de 1992 recibí el honroso título de Magistrado del Tribunal Superior de Justicia que tuve hasta el año 2018”.
Una vez que llegamos al tema que es su pasión, le pedimos que abunde sobre la importancia de ser Magistrado y su experiencia en este cargo, a lo que con visible emoción abunda: “Corresponde a los jueces decidir el Derecho, es decir, inclinar la balanza hacia el lado que considera justo, después de sopesar las pruebas; se debe inclinar y darle la razón a quien la tiene, según su leal saber y entender. Existen dos posibilidades de decidir el Derecho: la primera siendo juez unitario y la segunda como en el caso de la sala del TSJ donde la decisión es tripartita porque participan tres magistrados donde uno es el ponente y los otros dos pueden apoyarlo o no. Algunas veces, solo uno apoya y el otro da su voto particular explicando por escrito sus razones. La decisión colegiada resulta sumamente trascendente, pero no es definitiva, puesto que en materia jurídica todavía cabe la posibilidad de recurrir al amparo y protección de la justicia federal para que revise si aquella decisión colegiada aparentemente definitiva, es correcto en Derecho”.
Esta explicación, salpicada de anécdotas, experiencias y recuerdos, chuscos en su mayoría, es una verdadera cátedra de un experto en la academia, digna de un doctorado en Derecho en cualquiera de las universidades del mundo.
Sin embargo, con cierta melancolía, explica que de acuerdo a la reforma aprobada, los Magistrados que superan los setenta años, deberán retirarse para dar paso a una nueva generación de Ministros. Por lo que la pregunta obligada es ¿Qué sigue en la vida de Emilio Polanco, luego de tantos años en la judicatura? “El planteamiento sobre el futuro de un Magistrado en retiro, resulta sumamente importante porque seguirá siendo Consejero dentro de la institución (TSJ), de la decisión del derecho ya que pueden acudir a él quienes lo deseen para una orientación si así lo piden, ya sea los justiciables o quienes como jueces estén en activo. Todo lo cual ocurre o puede ocurrir sin obligación legal”.
Con cierto dejo de tristeza, continúa; “Como Magistrado en retiro, gozaré de la pensión que la ley me otorga. Me iré a la vida privada, me retiro a la tranquilidad del hogar, pero a seguir haciendo lo que me apasiona: leer a los clásicos, escribir, y además, como Dios me conserva la voz estoy grabando canciones con un gran artista del teclado que tiene un estudio de grabación y me acompaña, ya sea canciones tradicionales, así como propias, que se han quedado pendientes y que requieren de mi tiempo.
Concluimos esta extensa charla pidiéndole que exprese su opinión sobre la situación actual de Coatepec, donde él fue alcalde y tiene una visión más amplia del desarrollo del municipio. Vierte sus interesantes puntos de vista sobre el tema, pero será motivo de otra nota…
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