lunes, 19 de marzo de 2018

REFLEXIONES - Por: Héctor Hernández Parra

Nuevamente la Feria del Café es tema de conversación. Tomo como base un recorte de periódico de un Diario de la época.

Se trata de una solicitud de audiencia a la alcaldesa de Coatepec en julio de 1996, rubricada la petición por el Comité de Defensa de la Dignidad Ciudadana quienes con el respaldo de setecientas firmas de habitantes del centro histórico manifestaban su hartazgo por la Instalación dela Feria del Café por 27 años con las molestias acumuladas, el caos vehicular y peatonal, insalubridad pública, Inseguridad, contaminación en todos los sentidos, etc.

La presión ciudadana y la alternancia en el gobierno municipal fueron factores para que hasta 1998, fue posible que el festejo promocional, encauzado hacia la promoción del aromático y la riqueza regional, fuera reubicado en un sitio propiedad de la Familia Carreón. Varias administraciones municipales actualizaron el comodato para que el Recinto Ferial ubicado en la calle Riva Palacio alojara las actividades programadas para la promoción de diversos productos, de generación de empleos temporales y la generación de ingresos municipales, diversión al público asistente y mejoramiento de actividades económicas indirectas propiciadas por la derrama económica.

Ahora, a veinte años de distancia, nuevamente con la alternancia en el gobierno y con el gran respaldo estatal, se perfila la preparación de un nuevo espacio para que el pueblo disfrute de la Feria ahora del Café y la Orquídea.

En esta ocasión los coatepecanos habrán de aportar vía gubernamental cinco millones de pesos, para pagar el ingreso al recinto.

Por lo pronto se rehabilita la carretera a Xalapa, vía las Trancas, la primera etapa del libramiento enlaza el Boulevard Xalapa-Coatepec para unirse con el acceso inmediato al neo Recinto Ferial.

Gradualmente observamos cómo aquella planeación del Desarrollo estratégico del crecimiento municipal indicaba que esa zona estaba destinada para el fomento industrial, extrañamente, quizá las manos del fidelato y el duartismo convirtieron la zona en habitacional, la plusvalía desnuda intereses y desencadena nuevos derroteros.

Al menos persiste el Museo del Café, ya que la reducción de la Biodiversidad y la desertificación, nos tienen preparada una sorpresa ambiental.

El consuelo que queda es disfrutar como enanos de la Feria.




Contacto: hectorhernandezparra77@gmail.com

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