lunes, 9 de abril de 2018

Séneca Por: Akin Salver


El 12 de abril del año 65, fallece Séneca, filósofo romano.
Lucio Anneo Séneca, Filósofo y pensador español más destacado del Imperio romano, perteneció a una familia acomodada. Su padre fue un retórico de prestigio, cuya habilidad dialéctica fue muy apreciada por los escolásticos; cuidó de que la educación de su hijo en Roma incluyera una sólida formación en las artes retóricas, pero Séneca se sintió igualmente atraído por la filosofía, recibiendo enseñanzas de varios maestros que lo iniciaron en las diversas modalidades de la doctrina estoica.

Emprendió tempranamente la carrera política, se distinguió como abogado y fue nombrado cuestor. Su fama, sin embargo, disgustó a Calígula, quien estuvo a punto de condenarlo en el 39. Al subir Claudio al trono en el año 41, Séneca fue desterrado a Córcega. Ocho años más tarde fue llamado de nuevo a Roma como preceptor del joven Nerón, y cuando éste sucedió a Claudio en el 54, se convirtió en uno de sus principales consejeros, cargo que conservó hasta que en el 62, viendo que su poder disminuía, se retiró de la vida pública.

En el 65 fue acusado de participar en la conspiración de Pisón, con la perspectiva, de suceder en el trono a Nerón; éste le ordenó suicidarse, decisión que Séneca adoptó como liberación final de los sufrimientos, de acuerdo con su propia filosofía.

La filosofía era, para él, un asunto práctico, cuyo principal objetivo era el de encaminar a los hombres hacia la virtud, comunicándoles el conocimiento de la naturaleza del mundo y de su propio lugar en él, para que ello los hiciera capaces de guiar sus vidas de acuerdo con la voluntad divina. En este sentido, la lógica y la física proporcionan un fundamento a la ética pero no ocupan su lugar, sino que están subordinadas a ella como lo estaban ya en el antiguo estoicismo; a este último, Séneca aporta esfuerzo, que aplica a persuadir del deber de obrar y pensar rectamente, más que a demostrar la verdad de un conjunto de enunciados éticos normativos.

En sus escritos sobre ciencias naturales se coupó de los terremotos y su relación con los volcanes; aunque, en general, recogió las opiniones de los antiguos sobre diversos temas, añadió algunas reflexiones personales interesantes, como el vaticinio de una futura explicación de los cometas como verdaderos cuerpos celestes.

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