domingo, 13 de mayo de 2018

DESDE EL AULA - Por: Profr. Julio Hernández Ramírez


Un ejemplo de entereza.-

La vida es frágil, basta un instante para terminar, hacerla añicos o transformarla. Los designios de dios son inescrutables y el destino absurdamente veleidoso.

A veces nos conduce por caminos inesperados que nunca habían siso trazados ni siquiera en la maravilla de la imaginación y que nos llevan a un punto desde el cual la pregunta obligada es: ¿Por qué?

La conocí siendo niña, ocurrente y alegre, con unas ansias inmensas de vivir. Se parecía a su papá, con quien hasta la fecha me une una sólida amistad. Con él agotamos muchas tardes observando las fichas de dominó, deslizando los naipes, comentando un libro o caminando por las melgas del maizal, con amenas charlas que casi siempre terminaban en la persona de su princesa.

Tiene un hermoso nombre, igual a nuestro continente, aunque todo lo suyo es de mucho contenido. Se graduó como profesora en la “Benemérita”, para casarse luego y vivir la experiencia del embarazo. Al poco de nacer su hija le sobrevino una infame enfermedad que en la plenitud de su juventud la postró en silla de ruedas. Vi a su padre llorar de impotencia, pero nunca lo oí renegar, ni abandonarse en la desesperación.

Ella no se derrumbó. Con decisión, con coraje y valentía enfrentó la adversidad, sola, ante la incomprensión de quien debió ser su compañero de lucha, encontró refugio en las aulas universitarias y en abundantes lecturas con las cuales enfrentaba periodos de crisis. Se volvió a graduar y alcanzó niveles diferentes de libertad. Encontró el sentido de la vida en circunstancias que cualquiera pensaría que no era posible, que no existía. Me gusta su risa franca, abierta, que divierte y te reta. Me gusta su exquisito sentido del humor. Aprendió a manejar, sola desliza su silla hasta la puerta de su coche, se monta frente al volante y conduce no solo el automóvil, también su destino. Desenvuelta y radiante se presenta ante el auditorio con la seguridad que otorga el saber de qué se habla y con la autoridad que de manera natural, emana de la experiencia vívida. El silencio de la sala se rompe con su voz cristalina que pronuncia palabras para hilvanar ideas que cautivan al oyente, que lo emocionan y animan, 

América imparte conferencias en importantes ciudades del país y fuera de él. Felicidades para ella y un abrazo para su papá… mi amigo

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