Se casó con una señora, creo que de nombre Rosa Aurora López, si mal no recuerdo, de familia principal hermana de Don Julián López.
Pues bien ese gran señor fue comprando terrenos; fue sembrando café, hectárea tras hectárea, hasta ser el productor más grande de café en México.
Fue su hijo Don Justo Fernández López quien fue carismático y amable, era su característica de gran gentileza y amabilidad, pues lo recuerdo muy bien ya que desde niño, lo conocí por la amistad que tuvo con mi señor Padre Don Alfonso Polanco Villalobos, y porque ellos comerciaban con el café en cantidades respetables.
Don Justo se casó con Doña Alicia Ávila, hija de Don Maximino hermano de Don Manuel Ávila Camacho que fuera presidente de la Republica a quienes se recuerda mucho; pues bien, de ese matrimonio nacieron sus hijos Justo, Manuel, Rodrigo y Maximino, todos ellos con el mismo sello de ser grandes amigos muy sociables y distinguidos por su buena forma de ser.
Veamos lo que señala la heráldica acerca de ese apellido:
Los historiadores están de acuerdo con el apellido Fernández, en que los hubo tan dignos y leales, como Hernando de Soto, que no solo pasaba largos ratos acompañando al inca Atahualpa, prisionero de Pizarro, sino que llegó incluso a enseñar a jugar al ajedrez al desventurado Emperador y se opuso, aun sin éxito, a que Pizarro le hiciere ejecutar.
¡Buena Suerte!
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