lunes, 10 de septiembre de 2018

Con Ciencia - Por: Sergio Jimarez

El diagrama de Hertzsprung-Rusell

Una de las cosas más complicadas de entender es el concepto del infinito; imaginar que algo no tiene un final nos confunde y en nuestras cabezas inventamos formas de poder representar este concepto; por ejemplo, contando números sabiendo que siempre habrá uno más, puede que pensemos en las dimensiones del universo y que nos lleve a la misma conclusión, sin embargo, el universo sólo nos parece infinitamente grande porque la forma de conocerlo llega hasta cierto límite, cada vez se amplía un poco, pero, sin duda, y para fines prácticos es mejor considerarlo “infinito”. 

Aparte de pensar en el concepto de infinito, el conocimiento del espacio nos muestra otro tipo de temas que resultan increíbles y fuera de este mundo, como el hecho de que la tierra en este momento gira a una velocidad de 1,700 kilómetros por hora y se mueve en su órbita a una velocidad de 107,000 kilómetros por hora. Otra idea difícil de concebir son las dimensiones, pensar que el en el sistema solar, el sol representa el 99.98% de toda la masa total, comparado con eso, la tierra no es más que una pequeña fracción, y como si eso fuera poco, el sol, es al mismo tiempo, una estrella de tamaño “pequeño”. 

Entender y clasificar los cuerpos celestes ha sido una tarea muy importante desde hace varios siglos, en un principio, se notaron características de algunos puntos celestes como su trayectoria y movimiento que más tarde permitió establecer que se trataban de planetas; diferenciar lo que nosotros conocemos como “estrellas” tiene su gracia y es una tarea laboriosa pero muy interesante. El diagrama de Hertzsprung-Rusell, es el método por el cual se puede tener una especie de catálogo de las estrellas que forman parte de nuestro universo observable.

Los factores que contempla este diagrama son: la clase espectral, el color, y la magnitud absoluta. Para la clase espectral se analiza el tipo de luz que emite separándola con un prisma, esto da la información de la composición química. Hoy en día, la mayor parte de las estrellas están clasificadas bajo el sistema de Morgan-Keenan, donde el color representa la temperatura a la que está la estrella, las azules son las más calientes, las blancas son menos calientes, luego son las amarillas y al final las rojas (Clase O, B, A, F, G, K y M en orden descendente). 

Además, cada letra se divide a su vez con un número, yendo desde el cero para el más cálido al 9 para el más frío (es decir, O8, O9, B0, B1 es una secuencia de mayor a menor calor). En la secuencia ahora también se incluyen clases para otras estrellas y objetos cuasi-estelares que no encajan en el sistema clásico, como por ejemplo la clase D para las enanas blancas y la clase C para las estrellas de carbono.

Para la luminosidad de la estrella se utilizan los números romanos, yendo desde el 0 hasta el VII, para poder distinguir así entre una estrella gigante de una enana. Las hipergigantes, por ejemplo, son de luminosidad 0, las supergigantes son de clase I, II para las gigantes, y así sucesivamente. Las estrellas en su secuencia principal son clase V. En nuestro caso, la clasificación completa del Sol es G2V, es decir, una estrella de clase G en su secuencia principal.

Como punto final, es la magnitud absoluta, este concepto trata del brillo que tiene una estrella, sin embargo, primero se debe tomar en cuenta la “magnitud relativa” esto es el brillo que tiene la estrella vista por el ojo humano en un cielo sin atmósfera, cuanto más brillante, su número de magnitud relativa es menor. Ahora, la magnitud absoluta se trata del brillo aparente que tendría la estrella a una distancia de 32.6 años luz de distancia (una definición un tanto extraña). Por ejemplo, el sol tiene una magnitud relativa de -27, pero su magnitud absoluta es de 4.83.  

Un ejemplo de este diagrama se representa como el que sigue: 


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