lunes, 10 de septiembre de 2018

DESDE LA FINCA - Por: El Cortador

Ciclos y tradiciones.- El espectáculo tal vez sería aterrador para quienes no están acostumbrados, pero para los campesinos es cotidiano pues saben que es parte de la cadena alimenticia y de los ciclos de la naturaleza. Cuatro pájaros negros gigantes hacen festín con un perro muerto que tal vez alguien fue a tirar a la orilla de la melga, sabiendo que sería aprovechado por los nopos, esas aves carroñeras que limpian la finca de animales muertos y procesan la descomposición para convertirla en rico fertilizante. Los zopilotes son comunes en esta zona y son los encargados de limpiar de cadáveres de todo tipo de animales, con los que se alimentan y restituyen a la tierra. Entre bromas y chascarrillos el viejo sabio curtido por los años y los jornales comenta que hace mucho tiempo vinieron grupos de personas desconocidas y se llevaron muchos nopos porque dijeron que hubo un temblor en Nicaragua y eran necesarios allá. Uno de los compas cambiando el tema comenta que ya viene el “Grito” y se va a poner buena la “noche mexicana”. El Barón de los cafetales con gesto adusto y tono molesto, tal vez porque tiene grabada la imagen del perro despellejado, comenta: “Han ido cambiando las cosas y se han ido perdiendo costumbres arraigadas; de entrada ya hay muy poca gente que adorna sus casas con los colores patrios. Luego, las cenas que hace la gente distan mucho de lo tradicional, pues se ofrecen enchiladas “suizas”, pambazos de carne “polaca”, “hamburguesas”, tacos “árabes”, ensalada “rusa”, café “americano”, papas a la “francesa”, tortilla “española” o espagueti a la boloñesa. El pozole y antojitos ya se ven menos. Las peleas de box tampoco son reales, el deporte ha sido desplazado por la empresa y las apuestas; hacen creer al público que son eventos nacionalistas, pero lo cierto es que todo es un negocio que gira en torno al consumismo”. En la humedad de la verde finca cargada de granos verdes, los jornaleros van recogiendo sus aperos, pues el cielo se llena de nubarrones negros. El narrador de los campos, ya encarrilado con su discurso y acordándose de diversos temas, continúa: “Por cierto, platicando con mi compadre Hugo, me comentaba que las actuales series de televisión que han causado furor entre la gente, están diseñadas para los jóvenes que llaman mileniales y son una apología a la violencia, al narcotráfico, a la homosexualidad que la convierten en virtud, al crimen organizado, a las drogas, a la corrupción y a la muerte. Esas temporadas de “El Chapo”, “Pablo Escobar”, “El señor de los cielos”, “la reina del sur”, “Rosario Tijeras”, “La casa de las flores” y otras, convierten en héroes a los delincuentes y en ídolos a los criminales. Es decir el mismo gobierno permite la promoción de la violencia, pues está comprobado que dichos programas fomentan el fanatismo y estadísticamente los delitos se han incrementado. Los nuevos diputados deberían legislar sobre el contenido de esos programas que alteran la mente de los niños y los jóvenes, dictan formas de conducta e imponen modas absurdas. Ya hay asaltantes de doce años. Esa mentada reforma educativa, debería incluir los contenidos televisivos, pues muchos niños crecen al cobijo de un televisor y la programación educa, para bien o para mal, pero educa. Y las nuevas generaciones ha dejado en segundo término los valores y las buenas costumbres, para dar paso a la indiferencia y a la deshumanización…”. Tras ese largo discurso, los compas se olvidaron de los nopos, del perro muerto, de las fiestas patrias, de la noche mexicana y el único grito que se escuchó fue el de “Vámonos que ya se soltó el aguacero…”

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