lunes, 29 de octubre de 2018

Desde Teocelo - Por: Angeheca


La “regla de oro” escrita por el gran filósofo chino Confucio dice: no hagas lo que no quieras que te hagan”.

El estado laico no es una invención de las fuerzas del mal contra la iglesia católica. El estado laico está pensado para albergar, reconocer e interactuar con todas las religiones existentes sin que unas atropellen a otras, ya que históricamente la iglesia católica abusó del poder que ejercía sobre la población para ganar dádivas a su favor y controlar el monopolio de la fe. Y por favor, no nos mal interprete, no hablamos solamente de lo económico, todas las religiones dicen tener al dios verdadero y proclaman ser la institución de ese dios.

Como este tema es muy difícil de tocar, ya que es muy probable ofender a las personas de una u otra religión con los “argumentos” propios, el Estado Mexicano cuenta con reglas para respetar a todas las religiones.

Evidentemente la religión católica es la que tiene mayor número de seguidores en nuestro país y en nuestro municipio, pero esto no quiere decir que las religiones que son minoría no tengan los mismos derechos.

Imagínese que usted es católico pero que la religión predominante fuera el Islam, mayormente relacionada con los árabes (no es así de simple pero es para ejemplificar). ¿Cómo se sentiría usted, católico (o la religión que guste poner) si a su comunidad no le prestaran los vehículos, personal y recursos públicos que a los musulmanes sí?

Seguramente se sentiría menospreciado. Esto es lo que el Estado Laico evita. Como gobierno, las autoridades deben velar por el bien de todos los ciudadanos sin importar si es musulmán, judío, católico, testigo de Jeová, etc. No parece justo, porque no lo es. Cada administración que llega, lucra con la fe de la población al querer ganar aceptación política favoreciéndoles con actos que no deben ser.

Tema complicado, porque usted y las autoridades, pueden profesar la religión que más les guste, pero hay leyes que se deben cumplir para evitar problemas.  (Como los que se suscitaron entre al ayuntamiento de Teocelo y seguidores de Guizar y Valencia).

No culpamos a ninguna religión, pero en palabras más conocidas para la población católica podríamos decir: “amaos los unos a los otros”, y sacar ventaja de algún puesto para favorecer a quienes piensan como yo, pero no a los que piensan distinto, no pareciera ser el modo correcto de conducirse.

Esta reflexión es para nosotros mismos... Para nuestra cámara de reflexiones. En Teocelo los ciudadanos somos quienes atropellamos los derechos de otros, escudados por un pensamiento subjetivo, en este caso el religioso, pero recordemos: “no hagas lo que no quieras que te hagan”.

Por eso toda persona que llegue a un puesto dentro del ayuntamiento debe dejar a un lado su ideología para poder respetar la de los demás. Este tema es de gran relevancia a nivel mundial porque existen gobiernos que están regidos por una religión donde no se permite que otros entren, privando la libertad de pensamiento de las personas que ahí radican, situación que en nuestro querido México y Teocelo no sucede porque la libertad de decidir la religión que queramos está protegida por la constitución y el estadio laico. 

Esta columna se escribe semanalmente y si gusta contactarnos lo puede hacer a través de nuestro blog o en Facebook nos puede encontrar como ANGEHECA.


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