En algún momento de nuestras vidas en una salida al campo, o simplemente dando mantenimiento a nuestras plantas, nos hemos encontrado con esta pequeña Catarina, la cual pertenece a la familia de insectos coleópteros coccinéllidae y coccinélidos, que puede llegar a medir de 0.5 cm a 1 cm. Estas parecen semiesferas, como cúpulas diminutas con pequeños puntos. Cuentan con patas y antenas cortas. Esa película que aparenta estar divida en dos, y albergar unos caparazones, forma parte de unas gruesas alas que recubren a las alas funcionales, para protegerlas.
A decir verdad, hay mucha gente a la que le gustan, por su color y sus puntos negros. Las catarinas también son conocidas como “mariquitas”, “chinitas” entre otros nombres y se conoce que hay unas 5.000 especies distintas de este insecto, de las cuales no todas tienen los mismos gustos alimenticios. Algunas catarinas se encargan de comer con voracidad insectos que se alimentan de plantas, por lo que ayudan a proteger las cosechas y otras no comen los insectos que atacan las plantas, sino las plantas.
Su colorido y sus motas (puntos) sirven para mantener alejados a sus depredadores (lo cual sus tonos pueden ir desde el amarillo, naranja y rojo) pueden segregar un fluido por las articulaciones de las patas de sabor muy desagradable. Su colorido puede servir de recordatorio para los animales que han tratado de comer catarinas antes, parece dar un mensaje que dice “mi sabor es asqueroso”. Si una Catarina se siente amenazada puede hacerse la muerta y segregar esta desagradable sustancia para protegerse, así que, si en ese momento llega su depredador, este lo pensará dos veces antes de comerla.
Dato curioso es que algunos agricultores se encargan de mantener criaderos de catarinas, para así en sus cosechas liberarlas y que estas se coman a los demás insectos, así protegiendo las plantas.
A decir verdad, hay mucha gente a la que le gustan, por su color y sus puntos negros. Las catarinas también son conocidas como “mariquitas”, “chinitas” entre otros nombres y se conoce que hay unas 5.000 especies distintas de este insecto, de las cuales no todas tienen los mismos gustos alimenticios. Algunas catarinas se encargan de comer con voracidad insectos que se alimentan de plantas, por lo que ayudan a proteger las cosechas y otras no comen los insectos que atacan las plantas, sino las plantas.
Su colorido y sus motas (puntos) sirven para mantener alejados a sus depredadores (lo cual sus tonos pueden ir desde el amarillo, naranja y rojo) pueden segregar un fluido por las articulaciones de las patas de sabor muy desagradable. Su colorido puede servir de recordatorio para los animales que han tratado de comer catarinas antes, parece dar un mensaje que dice “mi sabor es asqueroso”. Si una Catarina se siente amenazada puede hacerse la muerta y segregar esta desagradable sustancia para protegerse, así que, si en ese momento llega su depredador, este lo pensará dos veces antes de comerla.
Dato curioso es que algunos agricultores se encargan de mantener criaderos de catarinas, para así en sus cosechas liberarlas y que estas se coman a los demás insectos, así protegiendo las plantas.
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