Se pensó que con la creación de la llamada Guardia Nacional (GN) y la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana (SSPPC), pondrían de rodillas a las células del crimen y bandas regionales aliadas, pero salió el tiro por la culata y no por el cañón. El disponer de las fuerzas armadas en tareas específicas de seguridad pública, tendrá los mismos resultados de los intentos anteriores por disminuir los crecientes niveles de violencia. La razón es simple, no quieren entender que los cárteles mexicanos del narcotráfico y asociados no son casos exclusivos de Veracruz o del país.
Existen naciones con mucha mayor experiencia que la nuestra, que han logrado contener, no eliminar, a grupos delincuenciales sin mandar a la calle al ejército o a la marina. Allí tenemos los ejemplos de las ocho organizaciones internacionales del crimen más poderosas como el Gangsterismo, en los Estados Unidos de Norteamérica; la Cosa Nostra, en Italia; la Ndrangheta, de Calabria (Italia); la Mafia Roja, en Rusia; la Unión Corse, en Francia; la Yakuza, en Japón; la Tríada, en China y las mafias Turca y Judía, que han dado pie a entrevistas, reportajes, documentales, libros, novelas biográficas, cintas cinematográficas, series televisivas y hasta obras de teatro.
Por el camino del enfrentamiento, nunca les van a ganar ni una, como históricamente ya se ha demostrado en repetidas ocasiones. Cuentan con más recursos financieros, mejores armas, personal entrenado por expertos, salarios jugosos, infiltrados en las fuerzas armadas y con el manto protector de políticos, servidores públicos, empresarios y la simpatía de buena parte de la población.
No se trata de cuestiones éticas, morales, de principios y valores, o de una de indios y vaqueros, sino de convocar al diálogo en el sentido más estricto de la palabra, para lograr de una buena vez la pacificación total y absoluta en municipios, estados y en la república. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador, propuso al inicio de su mandato un acercamiento con las cabezas visibles de los cárteles del narcotráfico, iniciativa rechazada en automático por personas y grupos a quienes no conviene la tranquilidad social.
Sin embargo, doce años antes de asumir el poder presidencial, informó al embajador de los Estados Unidos en México, Antonio Oscar “Tony” Garza Jr., que necesitaba una enmienda constitucional para otorgar más poder a los militares en la guerra contra el narcotráfico (WikiLeaks, cable 06MEXICO505, 31.enero.2006). Esto sucedió cuando López Obrador era jefe de Gobierno en la Ciudad de México.
Y el jefe del ejecutivo federal se salió con la suya, actualmente “…dispone de la Fuerza Armada permanente para llevar a cabo tareas de seguridad pública” (Diario Oficial de la Federación, 11.mayo.2020). Es evidente que la figura presidencial suprime el diálogo para reforzar acciones de guerra contra la delincuencia organizada, ¿qué pretende el político de Tabasco con ese movimiento de timón? ¿Las fuerzas armadas marcharán contra el narcotráfico o la población civil? ¿No son suficientes los 250 mil asesinatos o más de 40 mil desapariciones forzadas en solo trece años con cinco meses?
Tal parece que López Obrador busca más violencia e inestabilidad social, tal parece.
__________________________________________________________________
____________________________________________________________________________________________________________________________________
No hay comentarios.:
Publicar un comentario