lunes, 8 de junio de 2020

EDITORIAL

Como todos los años, el próximo domingo, 7 de junio, estaremos celebrando en México el Día de la Libertad de Expresión, instituido por el Presidente Miguel Alemán Valdés en el año de 1951. En sus artículos 6º y 7º, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos consagra como un derecho fundamental la libre expresión de las ideas, cuya garantía y respeto da la pauta para ejercer otras libertades esenciales como la de prensa, reunión, asociación, petición y participación política. Es, además, un privilegio inherente a la naturaleza humana porque potencia el individualismo como parte de una sociedad. Lamentablemente, en nuestro país desde hace años es uno de los derechos más peligrosos de ejercer.


Fue en la convulsa época del presidente Benito Juárez cuando comenzó a legislarse para garantizar que cualquier mexicano pudiera expresar sus opiniones e ideas sin ser censurado. Ya en el Porfiriato, ese derecho, junto con otras libertades, se acotó buscando sostener a la dictadura en el poder. En 1951, el presidente Miguel Alemán estableció que cada 7 de junio se celebrara el Día de la Libertad de Expresión. 


Tristemente, México es considerado uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo en el mundo, pues han sido asesinados más de 150 periodistas entre el 2000 y 2020, además de un sinfín de desaparecido en ese mismo periodo, según la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).


Los periodistas, editores y comunicadores deben ser un servicio público de primera necesidad. Por lo tanto, nunca como ahora los medios han sido tan necesarios. Nunca como ahora ha sido tan evidente la función de cohesión social, de defensa del sistema democrático, de estímulo de la solidaridad y de la conciencia ciudadana. Nunca como ahora ha sido tan grande el afán de hacer el mejor periodismo. Nunca tan loable ese compromiso con la verdad; un deber social y ético inexcusable.


Los medios prestan un servicio esencial en unas circunstancias tan excepcionales como las actuales. Ahora con la pandemia. No podemos cesar en nuestra actividad. No podemos cerrar ni tomarnos descanso hasta que todo esto pase, porque eso sería traicionar a la sociedad que ahora mismo nos necesita de manera prioritaria 


Los medios de comunicación son necesarios para el desarrollo de la democracia y tienen un papel fundamental en el funcionamiento del estado de derecho porque les corresponde ejercer el papel de observadores y analistas permanentes de las instituciones y denunciar posibles abusos. Tener acceso a la información es un derecho básico, por eso una sociedad libre necesita una prensa independiente que permita a los ciudadanos conocer en todo momento lo que sucede en su entorno.


Ante este panorama y en el marco del Día de la Libertad de Expresión, felicidades a todos los comunicadores en este día, por su importante labor de cara a la sociedad. En realidad no es para celebrarse, pero sí para hacer una profunda reflexión sobre si nuestro régimen democrático ofrece las condiciones adecuadas para ejercer este derecho inalienable. 



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